sábado, 25 de octubre de 2014

Hoy, más que nunca, Podemos


Cuánto debate entorno a la Asamblea Ciudadana de Podemos. Cuánta tensión, por qué no decirlo, y, por desgracia, cierto miedo también puede verse. Entiendo, comprendo, sopeso, aprendo. Todas las posturas parten de un razonamiento previo, de unos conceptos previos. Como “profesional” de la pedagogía he de decir que de algo de eso hablaba el constructivismo de Piaget: crear aprendizaje significativo partiendo de los conocimientos previos. Obviamente cada cual tiene sus razones y cada cual sus argumentaciones. El error residirá en posicionarse herméticamente y colocar etiquetas infantilizando la postura de tal o de cual según lo enmarquemos en ideas preconcebidas. Error. Hablamos de crear poder popular. Hablamos de que no se nos trate como a menores edad y, en este proceso, tal vez más que en ningún otro anterior, estamos dando pasos agigantados a la hora de formarnos y politizarnos.

Unos dicen que lo más importante es Ganar y todo tiene que supeditarse a ello. Otros argumentan que ganar a cualquier coste puede traer costes irreparables. Algunos creemos que lo uno y lo otro son verdades supeditadas y a medias. Es evidente que el contexto es único: la ventana de oportunidad. Creo que a poco que nos paremos a pensar estamos todos básicamente de acuerdo en la importancia de no perder este tren. La promotora tiene una legitimidad de facto ganada por el éxito de su campaña y de contagiar la ilusión de norte a sur y este a oeste de nuestro territorio. Cierto. Pablo Iglesias tiene la legitimidad y el consenso casi generalizado de ser el mejor portavoz con el que podríamos soñar. Cierto. Sin embargo, decir esto no deslegitima a aquellos compañeros y compañeras que decidieron arremangarse y cubrirse de fango hasta las rodillas, igual que los primeros, para hacer llegar la voz a aquellos que no la tienen. Para hacer llegar la ilusión a aquellos que no la tienen porque, si algo es evidente, por más que unas declaraciones en la Sexta te hagan palpitar el corazón, por más que un estado del facebook se comparta miles de veces, nada es comparable a la cercanía de luchar codo con codo y, por tanto, no se debe de tratar de elegir una medida o la otra, sino de entender de que ambas son compatibles y deben de ser sinérgicas entre sí.

No seré yo quién ose a poner en duda los proyectos políticos que profesionales y altamente capacitados de la materia llevan tejiendo en sus libretas desde hace años. Mi más sincera admiración y respeto ante sus ideas. Es más, confieso que me siento pequeñito ante ellos. Sin embargo, me preocupa(nos preocupa) que reconducirlo todo hacia ese fin implicando destruir la ilusión de las bases, de la gente que se empieza a empoderar es innecesario a la par que preocupante. A muchos de los que comenzamos esta aventura nos sorprende ver que pudieran existir ciertas contradicciones entre las frases que significaban a Podemos entonces respecto a la que pretenden hacer que lo signifiquen ahora. “El cielo no se toma por consenso sino por asalto” no parece ser demasiado compatible con “aunque ganemos las elecciones si la campaña no sirve para que se organicen formas de contrapoder en la calle(...) esto no servirá de nada”. A algunos, evidentemente, este tipo de contrastes nos pone, aunque sea mínimamente, en alerta. Y si digo tal cosa no se me debe de tachar de: trotskista, divisionista, iluso, egoísta o cualquier epíteto que prefiráis. No soy ingenuo y entiendo la dificultad e importancia de captar a la mayor parte del electorado si queremos ganar. Pero entiendo, aunque quizás me equivoque, que sin esas personas comprometidas que nos sentimos de izquierda (por más que entendamos la importancia de entender el discurso de “ni de izquierdas-ni de derechas”) este proyecto peligra igualmente por más que sepa venderse al gran grueso electoral. Y creo esto no por una razón pasional que me ciega el entendimiento, sino por la práctica cotidiana que he podido evidenciar en el pulso de los círculos. Sí, los círculos. Esas extrañas estructuras que, se quiera o no se quiera, dotan de singularidad, grandeza y emotividad a este proyecto. Cada círculo es de su padre y de su madre, igual que las personas que lo forman. Cada cual tiene sus luchas y sus diferentes grados de madurez política pero, salvando contadas excepciones, la gran mayoría de ellos(al menos lo que mi experiencia ha sabido transmitirme) son espacios de empoderamiento ciudadano donde las personas se hermanan entre sí y construyen juntas. No seré yo el que diga que la propuesta de Iglesias venga a debilitar el espacio que los círculos ocupan, pero sí me gustaría ver más guiños hacia estos. Dotarlos de más herramientas a la vez que reconocer con mayor valentía el poder, el potencial y la inteligencia que de estos, así como de mucho de sus miembros, emerge día a día. No seré yo el que dude de la importancia de desvincularnos de viejos tics asociados a la izquierda(por más que me duela) pero, en ningún caso, esto debe de servir para dejar de ver el horizonte que perseguimos: una sociedad concienciada dispuesta a luchar por el cambio porque, como bien se rezaba al principio de esta andadura: “ votar no es depositar una papeleta cada cuatro años”.
La semana pasada en VistaAlegre pudimos evidenciar muchas cosas, algunas tal vez nos gustaron más(según a quién) y otras menos(según a quién), no obstante, sobre lo que no tendría que haber dudas, es del potencial que hay en los cerebros de las personas que conforman Podemos. Miles de inteligencias colectivas que de saberse exprimir y cohesionar eficientemente, difícilmente nadie podría llegar a pararnos. Porque desde la ingenuidad que me da ser un ciudadano haciendo política más que un político yendo de ciudadano, creo firmemente en esto. Lucharé desde dentro por crear cohesión y hermandad con la honestidad como denominador común. Entiendo y entenderé que todos y todas los que nos sentimos Podemos tenemos cabida por más que a veces las diferencias pudieran parecer irreparables. Es por esto que me gustaría hacer especial hincapié en la importancia de no deslegitimar a ningún compañero o compañera por creérsele que pertenece a tal o cual agrupación, doctrina o lo que sea. Todos estamos juntos en este barco. Todos nos hemos montado en él porque creemos que otro mundo es posible y, olvidar esto se me antoja tan peligroso como empezar a ver entradas de agua en este barco. Porque estoy convencido de que tal cosa no tiene que pasar, hoy, más que nunca, Podemos!!!


3 comentarios:

  1. sabias palabras, hermano...

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  2. Perfecto. Pienso muy parecido

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  3. A veces pienso que sí es cierto que los que vivimos cerca del mar tenemos un concepto de la vida diferente respecto de las personas "de interior". Otra veces no, también es cierto. Hoy es de las veces que sí.
    De cualquier modo, lo que sí considero crucial siempre, y más en momentos de tensión como los que describes, es que no perdamos la capacidad de comunicar. El hecho mismo de ser capaces de generar canales de comunicación entre las personas transforma la realidad, la mejora, y nos hace más humanos.
    Un abrazo.

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