lunes, 5 de junio de 2023

LLAMANDO A LAS UNIDADES!!!

 Le quito las telarañas al blog con espátula, martillo y cincel hablando de política y unidad de la izquierda al tiempo que el lector ya podrá estar pensando: pues para eso haber dejado los fósiles de telaraña. La primera idea, era tirar unas líneas en el face que es el espacio habitual para estas cosas, pero dado lo “complejo” de la situación me ha parecido más interesante darle espacio a la reflexión.

Con el paso cambiado ha pillado Sánchez con su convocatoria de elecciones generales a toda la sociedad. Al arco de los partidos y también a los deseosos de vacaciones lejos de casa o, simplemente a todos aquellos con ganas de quejarse del “sanchismo” en general. Pero esta táctica tan de Peter vuelve a mostrar, según mi criterio, su inteligencia. Posiblemente se olía lo que se venía encima el pasado 28 de mayo y tenía su as en la manga bien preparadito. ¿Qué consigue convocando tan pronto? En primer lugar que las derechas no sigan con su inercia de acumular poder, esta vez conquistado en las urnas, afianzándose en las instituciones (de los medios nunca se apearon) y aprovechar la fuerza de la ola. Para cuando se presumían que serían las elecciones en primer lugar poco partido hubiese quedado por jugar, dadas las tendencias. Por otro lado, desconozco si, como le presuponen los malpensados, busca en periodo estival, donde los más acaudalados (normalmente votantes del PP) sacan billetes de avión para islas caribeñas o surasiáticas, disminuyan su participación y esto beneficie a los suyos. O que los que  solo se van a la playa los domingos, pero religiosamente desde que el sol sale hasta su ocaso, tampoco acudan, siendo estos, puestos a extrapolar, mayoritariamente votantes de VOX. No lo sé, posiblemente, nada de esto estaba en los planes puesto que debiera sAber nuestro presi que los de las Seychelles votar votan. Y, para nuestra desgracia, bien saben que existe el voto por el correo. Finalmente, es más que probable que Pedro Sánchez supiera que con estos tiempos y esos resultados, condenaba a la izquierda de su izquierda, a la cual necesita sí o sí, a entenderse o al menos malentenderse pero cogerse de la mano pues, visto lo visto, la presión de su electorado y del tiempo suben los grados y los pascales a la olla y tal vez así la ansiada unidad se dé. O al menos sobre el papel. Y esta, y no otra, es la idea de reflexión en estas líneas.

La unidad de la izquierda, esa ansiada unidad que llegó a su cénit con el abrazo entre Alberto y Pablo. Qué bellos tiempos aquellos. De ahí todo fue para abajo. Los cuchillos, desde la llegada de Podemos, y mucho más atrás, no paraban de blandirse, eso sí, casi siempre a las espaldas, y los socios amorosos se convertían en archienemigos furibundos. Y así, el electorado de izquierdas al que se convocó a votar por fin con ilusión iba viendo cómo a sus alrededores la opción que se suponía era la suya dejaba de ser la válida para su amigo que él mismo reconocía que sabía algo más de política(porque, simplemente, le interesaba más) y así se empezaba a quedar algo despistado sin entender esa progresiva atomización y sin saber, por ende, dónde colocarse. Sería inabarcablemente extenso este post si enumero y detallo cada una de las disputas y roturas que han ido aconteciendo tan solo desde el 2015 hasta nuestros días. Pero somos así, al fin y al cabo, eso del pensamiento único es más para los de derechas, aunque ellos, claro está, digan exactamente lo contrario.

Pero, ¿por qué entonces ahora sí? Por suerte, tengo muy buenos amigos ocupando espacios dentro de alguna organización de izquierda y, por más fortuna aún, a más amigos fuera de ellas, y esto, como a casi cualquier hijo de vecino, me hace recibir, especialmente desde el domingo fatídico electoral, la angustia por los tiempos y la necesidad por fin de unirse. Este sentir se traduce en un buen aumento de vídeos, artículos y demás llamando a la unidad y que se han venido viralizando. Así se argumentan casos paradigmáticos como el de Huesca que, con hasta cuatro formaciones de izquierda, no ha conseguido representación ya que ninguna de ellas ha llegado al 5% aunque casi todas se han acercado…la aritmética hubiese dado casi 20%. Pero me dice un buen amigo, de estos que saben de política que las confluencias no suman. Es decir, por poner su ejemplo, si tú eres antipodemos pero super de Yolanda si ahora Yolanda va con Podemos tú ya no votas a Yolanda. Y a la inversa y en todas las direcciones. Cierto es que algo de eso existe, en tanto en cuanto los de izquierdas como decía el Quequé el otro día: “somos tan especiales y tan sensibles que necesitamos sentirnos absolutamente identificados con la ideología del partido que vamos a votar (…)”(todo ello en clave irónica, claro está). Pero hay que ser muy miope, entiendo, para no darse cuenta de que, aunque haya algunos de esos sensibles que no votarán si Fulano va con Bengano, en términos generales la unión suma. Además, suma, entre otras cosas, porque no resta.

Luego vienen los rencores. Los resentimientos. Los que no olvidan. “Es que acuérdate de la puñalada trapera de 1954. No les perdono” O los que no perdonan en clave de promesas electorales incumplidas: “Dijo que la OTAN no”. Cierto es, que no son cosas menores estas pero…¿qué hacemos pues? ¿Cuál es el objetivo? Según yo lo veo, y obvio parece, es que el bloque de la derecha presenta la suficiente fuerza e inercia como para barrer en julio. Sin embargo, su extremismo y la plurinacionalidad de este país hace que básicamente ellos solo sumen entre ellos. La izquierda puede sumar con Ezquerra, Bildu, BNG y otras pequeñas representaciones regionalistas de fuerza. Si, la maltrecha izquierda a la izquierda del PSOE fuese capaz de recomponer piezas aunque solo sea con carácter electoralista. Tapándose un poco la nariz si lo prefiere, solo con la idea de movilizar a su electorado y después, seguimos a lo nuestro. Creo que serán muchas las migajas de votos sueltas que podrían convertirse en porción de tarta y esto, aunque no lo parezca a muchos, es importante. Es importante si no te parece igual que gobierne PP/VOX a que lo haga PSOE/SUMAR/ Partidos Nacionalistas de Izquierda. Si no es así, vete a la playa directamente y mejor si te puedes ir a las Seychelles.

Mi opción política en los últimos años ha sido Adelante. Desde siempre Teresa Rodríguez me ha parecido una de las políticas con más fuerza, verdad, argumentos y honestidad que he visto. Por eso, no es casual que mucha de la gente a la que le atribuyo similares valores hayan acabado también orbitando en torno a este proyecto. Sin embargo, a pesar de que le compro en cierto modo la necesidad de defensa en Madrid de nuestra castigada región, a veces también cometen ciertos tics que me producen cierta dentera (yo también soy uno de esos votantes muy sensibles y especialitos, supongo), pero les he votado. Les he votado y cuando he podido he sumado al proyecto. Pero el contexto manda. Yo no me caso con nadie en política. Creo que hacerlo es un error. Posiblemente Adelante viendo los resultados de las municipales renuncie a presentarse siquiera a Sevilla y Cádiz, las dos circunscripciones donde podría aspirar a comerse algo. Pero creo que, tendrían que mojarse y apoyar el proyecto de sumar pues así, de algún modo, movilizan de un modo más efectivo a su electorado. Esto no quiere decir rendir pleitesía a Yolanda ni al proyecto. Esto no quiere decir el día después de las generales no seguir a lo nuestro y construir. Pero si algo nos ha enseñado nuestros devaneos con la política a lo largo de la última década: todo es correlación de fuerzas. Así pues, toca, como también se ha dicho otras cuantas veces, estar a la altura de las circunstancias. Estar a la altura de la historia. Igual, así, no todo está perdido.

Por si acaso, deberíamos reservarnos una buena paella en algún chiringuito para el 23 de julio (menos mal que no ha caído en 18)