lunes, 28 de diciembre de 2020

Biología en tiempos del COVID

 


 La asignatura de Biología es,  sin duda alguna, una materia apasionante y no es porque lo diga yo, sino porque lo es. Por desgracia muchas veces el sistema se preocupa de afearla un poco y cuando se ven las plantas en 1º de la ESO tenemos que hacerlo desde perspectivas no muy atractivas, así como cuando repetimos todo tipo de biomoléculas cada curso, casi sin avanzar. Cosas a veces tediosas, poco atractivas y comprensibles.  Como quiera que sea hay otras partes del temario que sí, que atraen a la gran mayoría. Como ocurre cuando vemos el tema de la reproducción humana en 3º de la ESO donde un alumnado en plena adolescencia se interesa, por razones obvias, por estas cosas. En este mismo curso existe otro tema que suele gozar de gran aceptación y, que no es otro, que el de la inmunología. Entender, con primeras pinceladas, que nuestro sistema inmune actúa con una serie de barreras, algunas inespecíficas y otras específicas que tienen que crear anticuerpos para los antígenos que llegan y así atontarlos para que lleguen otros tipos de glóbulos blancos eliminen a los patógenos y que encima, se crea una memoria inmunitaria es algo que casi siempre se entiende bien. Entre otras cosas porque gracias a esto empiezan a entender el sentido y el proceder de las vacunas. Lo cual, dicho sea de paso, nos vacuna frente a futuros antivacunas.

En el año siguiente, en 4º de la ESO, Biología ya es optativa, y aproximadamente entre una tercera parte y la mitad del alumnado tiende a cogerla. Si me preguntas a mí te diré que probablemente es el temario más atractivo de nuestra especialidad. Solo sabiendo que vemos la Evolución y por primera vez la Genética ya tienes dos grandes razones para apostar por ello. Que en el primer contacto del alumnado con los conceptos más elementales de la genética, leyes de Mendel, genotipos, fenotipos, alelos y demás, también estudiamos por fin, qué es eso del ADN. Se descubre que el ADN es un ácido nucleico, igual que el ARN. Que está formado por una azúcar(pentosa), un ácido fosfórico y una base nitrogenada. Estas bases nitrogenadas pueden ser cuatro (adenina, timina, guanina, citosina si hablamos de ADN) y serán las mismas para cada ser viviente de este planeta, desde una ameba, a un elefante. El hecho de que un elefante diste tanto de una ameba se basa en la cantidad y secuenciación de las bases nitrogenadas. Es decir, el orden que adquieren estas bases. El ser humano en su estudio creciente del genoma humana se propuso en la década de los 90 conocer la secuenciación del genoma humano. Diez años y varios miles de millones de dólares invertidos después, la administración de Clinton, anunciaba el éxito del Proyecto Genoma Humano. Nuestro genoma había sido mapeado. Pero, ¿qué es todo esto explicado a quien no tiene ni idea y en poco más de diez frases? Bien, ese ADN del que hemos hablado antes se une nucleótido a nucleótido para formar largas cadenas  que configuran en sí misma el ADN. Ese ADN se encuentra en forma de cromosomas o cromatina dentro de los núcleos celulares y determinados fragmentos del mismo que tienen información para una característica concreta es lo que conocemos con el nombre de GEN. Así que gen es un fragmento de ADN(digamos que algunos miles de bases nitrogenadas) que codificará una proteína. Pero esto no es del todo fácil porque el ADN es muy grande como para salir del núcleo de la célula, así que tiene que darle su información concreta a otra molécula para que se lo lleve a los ribosomas y allí pueda traducirse formando la proteína. Esta molécula será el en estos días archiconocido ARNm, o ARN mensajero. El gen se transcribe a ese ARNm y esa información la lleva fuera del núcleo en la búsqueda de un ribosoma donde traducirse según el código genético. Código genético universal según el cual a cada trío de bases nitrogenadas o triplete le corresponde un amino ácido. Los amino ácidos son los eslabones de la cadena que forman las proteínas y tenemos 20 tipos de ellos. Cada triplete de bases  nitrogenadas determinará qué amino ácido le corresponde. Y así se forma una proteína y no otra según la información contenida en el ARNm que es la misma información que estaba contenida en  ese fragmento de ADN llamado GEN. Y así tenemos una proteína que se encargará de una función vital para algunas de las casi infinitas funciones que se llevan a cabo en nuestro organismo a cada momento.

Y esta vacuna ,que no tiene nada que ver con las típicas que estudiamos en 3º de la ESO y que nos hablaban de un virus “atontado” que no era capaz de producir la enfermedad pero sí de activar la respuesta de nuestro sistema inmune. Esta vacuna, decía, que a día de hoy está revolucionando el planeta y tomada por el mismo como maná que cae del cielo, milagro salvador que nos libre de esta condena del 2020, se basa, precisamente, en esto del ARNm. Directamente nos inyectarán un trozo de ARNm que codifica(crea) una proteína relacionada con la espícula del coronavirus. Nuestro sistema inmune solo verá aparecer la espícula del virus y luchará contra ella creando los antígenos necesarios para ello y su posterior almacenamiento en su memoria de modo que, si el coronavirus aparece alguna vez, atacaremos sus espículas. ¿y qué ocurre si hacemos esto? Lo que ocurre es que sin ellas el virus no podrá penetrar en nuestras células y, como los virus son, por definición, parásitos intracelulares obligados, poco o nada podrán hacer y ahí terminará su camino o, al menos, esa es la idea sobre el papel a menos que mutaciones demasiado altas y hasta la fecha impredecibles no vengan a regalarnos algo más de caos. Por cierto, algo de eso de las mutaciones también estudiamos en 4º de la ESO.

Este 2020 de grises y sombras también nos ha regalado cosas muy buenas y entre ellas, de las mejores o la mejor, el hecho de volver a cuidar y apostar como no nos queda otra por la ciencia. Pero apostar por la ciencia es invertir. Apostar por la ciencia es creer en ella y regalarle espacios que no es otra cosa que darle esos espacios a quienes la hacen posible. Con todo, es una pena la falta de independencia de la misma sujeta a todo tipo de intereses económicos y envuelta en las guerras que le siguen a su paso pero, no por ello, deja de ser menos ciencia. No por ello deja de ser algo que se base en la observación, la experiencia, la repetición, el continuo ensayo error y la eterna revisión. Viva la ciencia que es posiblemente lo que más orgulloso nos debe hacer sentir como especie.

Ahora, que la ciencia se pone de moda, igual puedes pensar que esto de la Biología no es el pestiño que por desgracia quizás tú algún día creíste que era...

¿Le damos otra oportunidad?

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