jueves, 12 de septiembre de 2019

Cine de cines...



Mia Wallace saca un cigarro  Red Apple en el Jack Rabitt Slim frente a un matón que parece aún más colocado que ella. Suena Jonnhy Cash fuera de un remolque que sirve de casa mientras Budd, el hermano de Bill, espera paciente en medio de ninguna parte. Contempla Shoshanna Dreyfus la proyección en la pantalla, queda, serena, como si el cambio de rollo no fuese a tener lugar. Se cuela Sharon Tate a hurtadillas en un cine para verse a ella misma actuando y dejarse emborrachar por la reacción de un público sincero. Queda prendado a sus casi sesenta años, como un chiquillo de quince, Max Cherry, sucumbiendo ante el magnetismo fatal de Jackie Brown...
Es Tarantino poesía, en sus cosas cotidianas que nos cuenta, en su costumbrismo, en su colorida belleza, en sus silencios, cuando ocurren. Emociona, el Tarantino de la sangre, cuando Beatrix Kiddo se da de bruces frente a una nueva realidad en forma de niña de 4 años para casi gritar victoria tirándose al suelo jugando, muerta de desconcierto y felicidad.
Es Tarantino tensión sostenida a la que tras una nueva vuelta de tuerca consigue darle otra más haciendo que contengas el aliento, que sufras, sin querer moverte para no hacer ruido, como si fueses la dureza de Perrier Lapaditte aguantando los embistes de Hans Landa hasta acabar resquebrajando; o la ira de un "Monsieur"Calvin que sintiéndose estafado tensa la cuerda del racismo y el odio hasta límites insospechados; o de nuevo La Novia siendo enterrada viva en un giro a negro donde solo suenan jadeos y tierra cayendo sobre un ataúd.
Es Tarantino diálogo ingenioso que entre el absurdo y lo cómico va asentando la base de la trama y los personajes como la conversación entre Vincent Vega y Jules Winfield de camino al trabajo sobre costumbres europeas primero y los pies de Mia Wallace después; o la larga disertación sobre precios de recompensas y la carta de Lincon entre John Ruth y el Mayor Warren.
Es Tarantino una cabeza que opera a velocidad de vértigo construyendo giros en la trama inesperados, jugando con los flashbacks como nadie ha logrado hacerlo y con una profundidad en los personajes que roza lo patológico. Y aquí no puedo poner ejemplos, porque todo su filmografía es un ejemplo en sí mismo.
Es Tarantino un universo y otro dentro del mismo, donde a cada rato aparecen detalles escondidos que lo va hilvanando todo, predicciones de pilotos que serían después películas, guiños para frikies ávidos de estos easters eggs. Y entre guiño y guiño uno ya no sabe si este existe o se lo inventa...pero a Samuel L. Jackson le apuntan a las pelotas en Jackie Brown y le disparan a las misma en los Odiosos Ocho, mientras que en la anterior, Django, le comenta al propio Django que no le cortará las pelotas porque se desangraría demasiado pronto...cosa que le paso a él mismo en la película siguiente. Marcas inventadas de tabaco, de comida, de zumos, etc. Detalles por doquier
Es Tarantino música, sobre todo no original, porque busca la que conoce, la que tiene en su cabeza, que tal vez alguna vez oyó y le inspiró esta o aquella escena, la soñó, la vio y creó una infinidad de momentos que han pasado a la historia del cine y estas canciones con ella: Mr Blonde bailando Stuck in the Middle with you justo antes de empezar con su tortura; o la propia Mia Wallace comenzando a bailar Girl You´ll be a Woman soon justo antes de acabar con sobredosis; Jackie Brown marchándose vencedora con la insuperable Across 110th street; la Novia apunto de enfrentarse a O-Ren en estampa zen bajo la nieve al ritmo de las palmas de la increíble versión de Dont Let Be Misunderstood por parte de Santa Esmeralda o el baile erótico de Arlene al terrorífico Doble Mike al ritmo de Down in Mexico en Death Proof. La música engloba absolutamente todo el universo Tarantino cobrando una importancia primordial, igual que en cualquier otra película pero en su caso, como casi en todo lo demás, con un sello particular imposible de no reconocer. La banda sonora de una filmografía que se ha convertido en la B.S.O. de la vida de muchos.
Pero sobre todas las cosas, Tarantino es cine. Tarantino no dejó de ser nunca aquel cinéfilo que comenzó a trabajar en una tienda de alquiler de pelis que vino a hacer las veces de la escuela de cine que nunca llegó a pisar. Si ves una entrevista con Tarantino enseguida su desenfrenada pasión por el cine lo envuelve todo y comienza a agitar las manos excitado hablando de directores de cualquier época o región con su entusiasmo característico. Da igual que no lo sepas, pero enseguida podrás ver miles de guiños al cine en casi cada escena, en casi cada diálogo...y si no, solo tienes que observar su filmografía que es ya en sí misma una oda a todo el cine al que rindió pasión.Cine negro, cine afro, cine serie B, cine bélico, cine oriental, Spaghetti Western y por último un retrato al marco que vivió cuando era pequeño. Todo en Tarantino es cine, tanto es así que siento y sé que se me escapa gran parte del jugo que del mismo pudiera exprimir, pero, desde mi gran ignorancia, disfruto en grandes dosis la genialidad de ese excéntrico de Tennessee que está a solo una película de dejarnos para siempre con las ganas, al tiempo que pegará al salto al olimpo de los más grandes...olimpo en el que para mí, dicho sea de paso, hace ya mucho que se encuentra.

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