Debía correr el año 95´, traducido
son casi veinte años, por entonces, cursaba 7º de EGB, eso que
ahora llaman 1º de la ESO, pero de instituto ni hablar. Los grandes
del cole, igual de trastos que los ahora pequeños del insti, las
mismas hormonas, y energía inagotable, y la misma sed inconsciente
de beber de todo cuanto a uno le rodea, y en una de esas, con la
fortuna de haber sido hermano menor porque así disfruté de un
hermano mayor,llegué a casa y mi hermano me mostró una última
adquisición musical. Por entonces, si es joven lector el que lee,
las nuevas adquisiciones musicales no se mostraban por links al
youtube, o un rápido teclear en el buscador del spotify. Ni siquiera
lo habitual era aparecer con un CD. La tónica habitual era un
cassete, probablemente con una cinta adhesiva horizontal en la parte
superior , gracias a la cual la cinta virgen recibía un nombre y
apellido, y de este modo dejar de serlo, virgen claro. En este caso
el nombre era Extremoduro y si no me falla la memoria y la
deducción debía ser el ¿Dónde están mis amigos?
porque lo que mejor recuerdo de aquellos días era las risas que nos
echábamos con las letras de aquellos personajes. Un niño de 12 años
escuchando a un tipo con una voz más parecida a gritos que a
melodías cantar: “Me cago hasta en las cabras, me cago en los
sembrados...” es algo fácil de imaginar que cause risa. Y de esa
forma aquel grupo entró en mi vida.
No tuvo que pasar mucho tiempo, tal
vez menos de semanas, para descubrir que si uno hurgaba más en
aquellas letras y en aquella música ocurría una extraña sensación
que producía un estímulo para el alma...¿¿Qué sabíamos nosotros
con 12 años de estímulos para el alma?? Pero la sangre de Extremo
fue fluyendo entre el grupo de amigos. Como buen camello, mi hermano
iba trayendo del instituto nuevas dosis, nuevas adquisiciones. Pronto
apareció el Agila, recién estrenado, y el
Pedrá, Deltoya, Rock Transgresivo y Somos unos
Animales...Entre canción y canción forjando parte de
nuestra personalidad preadolescente, mamando de la vena rockera de la
hermosura de una música vibrante. Y a cada paso nuevos personajes
aparecían en el camino para demostrarnos que ser de Extremoduro era
un nexo de unión que de por sí solo garantizaba una posible buena
amistad. Así crecimos, enviando cartas kilométricas donde el cierre
tenía que venir marcado por algunas de las estrofas de aquel que
sería nuestro último ídolo.
Luego llegó el verano del 97 y allí
estaba en San Fernando, una vez más gracias a ser hermano menor y
tener uno mayor con carnet de conducir, gustos muy parecidos y la
bondad infinita de querer llevar a su hermano pequeño al primer
concierto de Extremoduro...Allí ciertos aromas fueron olidos por
primera vez, y no, no era el césped del campo de fútbol pisado por
la multitud, tal y como entonces pensaba. Excitación máxima, el
Robe, en directo. Era la gira del Iros Todos a tomar por
culo, y de allí salió una camiseta que me acompañaría los
años siguientes hasta acabar agujereada por algún ácido tras unas
prácticas de laboratorio en la universidad y quedar, tras muchas
resistencia, destinada a ser trapo de cocina.
Por su parte, Extremoduro saltó a la
fama, llenaba pabellones, Las Ventas, incluso se anunciaban en la
tele. Aquel grupo de minorías, era ahora de una minoría
mayoritaria. Pero aquello no pesaba, no se ponía uno en plan digno:
“ Ahora que sois populares ya no os quiero”. Más bien al
contrario, de algún modo, existía una especie de orgullo por ser
uno un viejo seguidor y ver como su reconocimiento iba en aumento,
uno más bien decía: “ Lo veis, siempre os lo dije”. Tendríamos
que esperar hasta octubre del 98´ para su siguiente disco. La espera
fue de las cosas con más ansiedad e impaciencia que recuerdo. Casi
todas las semanas( o días) nos llegábamos a Discos Grammy a
preguntar cuándo saldría el dichoso disco(claro entonces no había
internet que notificase al instante). Finalmente tras algún mes de
retraso allí estaba... “Canciones prohibidas”
Quizás un poco decepcionante, quizás el punto de inflexión en la
fiebre fanática por Extremoduro. Nuevos grupos llegaban a nuestros
oídos, y la edad enseñaba que quedarse en uno solo era un tanto
estúpido. Así que tras verlos por segunda vez, sus discos quedaron
guardados siendo desempolvados cada vez cada más tiempo, para
descubrir que envejecían como el buen vino.
En el 2001 se juntaron con los Platero
y sacaron un disco homenaje a Manolo Chinato, y para el año
siguiente volvieron a sacar disco. Entonces ya estaba sumergido en la
inmensidad de los estilos musicales que regalaba el Emule. Pero
claro, quien tuvo retuvo, y aún sin llegar a comprar el disco, el
“Yo, minoría absoluta” fue durante meses el disco
más escuchado. Un tercer concierto, y cierre definitivo de aquella
página.
Pasaron muchos años hasta hacer
reversible aquel cierre. De vez en cuando aparecía por ahí alguna
canción que con los años más iba sabiendo a banda sonora de mi
vida. El vino se convertía en un Gran Reserva...pero no quería
saber de segundas, o terceras partes, ya que uno tenía entendido que
nunca fueron buenas. Así en el 2008 con su Ley Innata
varias voces preguntaban : “Has oído el último de Extremoduro”
pero entonces ya ni me interesaba. Alguna oída de pasada sin
prestar siquiera mucha atención, y poco más...
Pero el tiempo y la insistencia de
algún amigo con criterio, me llevaron recientemente a poner bien la
oreja con aquel disco, y me quito el sombrero y digo; “Gracias
Gabardino”. Y después, digo, pues si el del 2008 está tan de puta
madre, quizás el del 2011 también, y efectivamente. Otra nueva
maravilla. Y en los 90 cuando un adolescente leía al Robe hablar
sobre drogas o lo veía dando tumbos en el escenario abandonando
conciertos antes de la cuenta y perdiendo peso y masa muscular año
tras año, la apuesta segura era decir que no viviría cinco años
más, y aquí anda, en el 2013, convertido en una Leyenda viva de la
música de este país. Qué buen descubrimiento fue aquél.
Brindaremos por los años y la buena música...Brindaremos por la
vida
“Decidí
aprender a hacerme yo la maleta para poder vivir.
Hoy
lloré se me abra metido un poco de arena, eso no es para mí.
Me
inventé mil maneras de perder la cabeza, es más sencillo así
Comprendí
y ahora vivo en un castillo de arena, mi reino es para ti”
“Se
rompió la cadena que ataba el reloj a las horas.
Se
paró el aguacero ahora somos flotando dos gotas
Agarrado
un momento a la cola del viento me siento mejor
Me
olvidé de poner en el suelo los pies y me siento mejor...
Volad,
volad!!”
“Y
si fuera mi vida una escalera me la he pasado entera buscando el
siguiente escalón,convencido que estás en el tejado esperando a ver
si llego yo".
"Y
su calor es como el sol en una cama fría ,en una noche de un
invierno"
“Por
volver como eres,
por
volver como somos,
por
la inmensa sonrisa de tus cansados ojos,
por
volver donde alguien te quiere sin que vuelvas,
por
poner a los mios con un poco más de luz”
“No
solo vivo del aire necesito tu sudor
No
solo vivo del aire necesito tu alegría
No
solo vivo del aire de ponerme noche y día
No
se lo cuentes a nadie...... los camellos no me fian”
“Romperás
con tu voz mil silencios que habitan en cada rincón...
Y
olvidar de un tirón todo el tiempo que paso esperando tu
amor
Cambiare
de color, voy a pintar de verde la luna y el sol
y
al final, pienso yo, aver si me lo aprendo y me sale mejor”
“Me
voy a recortar en punta las orejas
y
me voy a echar al monte a aullar entre la maleza,
volver
no dudaría, ahora soy yonqui a mi manera,
ya
no quiero tu amnistía, puedo morir donde quiera”
“ya
me deben de kedar dos neuronas nada mas las desato y son como el
perro y el gato”
“Paso
las horas sin hablar
menos
a veces que me vuelvo loco
¿y
mi cabeza donde está?
la
estoy perdiendo de poquito en poco”