martes, 28 de febrero de 2017

Menos rollos de verdes males


Velázquez se fue a la Corte a pintar a reyes poderosos para, con cierta sorna, inmortalizar sus cuadros. Machado se perdió en Campos de Castilla y Lorca le escribió a Nueva York. Banderas actuó en Los Ángeles y Picasso se drogó en París. Paco de Lucía paseó por el mundo su guitarra para pescar en las playas de Yucatán. Sabina se bajó en Atocha, Ramos le dio la Champion al Real Madrid y Falla murió exiliado en Argentina...
Desde Cabo de Gata al Parque de Doñana resuenan los ecos de voces muertas de otras culturas desde interiores majestuosos de la Mezquita o la inconmensurable Alhambra. Voces de viajeros que zarparon de puertos que los verían, desde esta orilla, "descubrir" nuevos mundos, puertos que serían testigos de la mezcla de culturas que sabrían  a carnaval. Historia de conquistas y reconquistados, de campo, de mar, de olivos, de pesca. De horas muertas en las sobremesas de las moscas en agosto y la sombra de un limonero en el patio de aquella casa blanca. Aridez y el techo de España. Historia de grandes escritores y un pueblo ignorante. Andalucía la verde y la blanca. El Sol sale baratito para turistas del norte que pueden gastar, disfrutar y vivir la tierra de la que, mientras sacamos pecho de ella, se nos impide disfrutar. Andalucía servicial que aún recuerda y rememora la figura del señorito en estos días disfrazados de socialistas en el parlamento de Sevilla. Andalucía del exilio forzoso de los jóvenes que aquí no pueden prosperar, para perpetuar la historia. Para enorgullecernos con nuestros talentos que no supimos rescatar.  Andalucía del arte infinito que siempre vuelve a emanar, a ebullir para en su expansión ocuparlo todo, sin que parezca que sirva de nada, más allá de dar sentido a los que le encuentran sentido.
Andalucía olvidada, ninguneada, violada, ignorada, y no defendida. No defendida por quiénes tendríamos que ser sus mayores defensores. Esos mismos a los que se nos iluminan los ojos o se nos eriza la piel cuando cantamos el himno en tiempos de carnaval...fieles al tipo de nuestro disfraz, nos damos golpes en el pecho como si hiciésemos algo por pedir tierra y libertad

domingo, 12 de febrero de 2017

La lucha de la clase trabajadora es colectiva


Una vez más el lavado de cerebro contra la clase obrera que se viene ejecutando con verdadero esmero y acierto desde ya demasiados años hace que la moral del esclavo reluzca radiante con sus zapatos nuevos y nos evidenciamos echando mierda contra un colectivo al que  le quieren apretar las tuercas. Al tiempo que, claro está, seguimos aún sin noticias de quejas sobre los señores de la lista Forbes, expresidentes en consejos de administración, futbolistas de primera línea y todo aquel largo etc. de injusticias que podríamos incluir. No, ahora parece ser que lo que toca es arremeter contra los trabajadores de la estiba. Porque claro, ganan mucho. Y ese nunca podrá ser el punto por el cual admitamos los recortes en derechos fundamentales contra un colectivo de trabajadores, por más que nos parezcan "privilegiados". Se difama con cierta frecuencia sobre el asunto, se dicen verdades a medias, existe desinformación y cierta manipulación mediática que busca alcanzar sus objetivos. En fin, lo de siempre.
Admitamos, para empezar, que no es un colectivo que levante grandes simpatías en buena parte de la ciudadanía por diferentes razones: 1/ sus salarios suelen estar bastante por encima de la media. 2/ la formación no ha parecido ser un requisito muy exigido durante años. 3/ ser portuario queda prácticamente al acceso tan solo de los familiares. Bien por consanguinidad directa o vía conyugal.  Cogiendo el toro por los cuernos y no eludiendo, por tanto, los problemas que subyacen cuando buena parte de la sociedad salte gritando: "se lo merecen", analicemos estos puntos y en qué grado se relacionan con las peticiones del Real Decreto del ministro.
 En primer lugar, el salario. Ganan mucho. Y tú no. Y eso te molesta. Pero claro, el hecho de que ellos ahora fuesen a cobrar menos no hace que tú vayas a cobrar más. Es decir, ¿de dónde viene el decreto? ¿cuál es su objetivo? ¿qué persigue? ¿a quién beneficia? Y la respuesta es sencilla: precarizar. Seguir en la senda de la precarización laboral a la que tan acostumbrados nos tienen desde hace ya alguna década. Y si la mayoría de la sociedad venimos sufriendo este proceso, desear lo mismo para los pocos que han conseguido mostrarse a salvo, no es precisamente el camino para recuperar derechos, sino más bien todo lo contrario. El éxito de esta sociedad capitalista en su lucha de clases es hacer que nos veamos los iguales como el enemigo. Es un logro que no se consigue de un día a otro, llevan décadas trabajando duramente en ello y son muy buenos haciéndolo. Nuestra sociedad estupidizada ve en el "diferente" al causante de sus injusticias o, al menos, un objetivo lo suficientemente válido como para descargar contra él su frustración al tiempo que, los verdaderos causantes de la precariedad son ignorados, adorados, comprendidos o votados. Este es nuestro sistema y, muy especialmente nuestro país.
En lo referente a los otros dos puntos, atendiendo en primer lugar al relacionado con la formación me consta que vienen trabajando en esto en los últimos años.  Reconozco que me parece un aspecto de suficiente relevancia como para tenerlo en cuenta. Ahora bien, ¿el objetivo del decreto es acaso mejorar la formación, profesionalidad, competitividad y demás? Voy a dudarlo.
Y finalmente llegamos al tercer punto, el más cuestionado, el más difícil a mi juicio de defender. El que debería conllevar por parte del colectivo una mayor reflexión. Si nos levantamos contra las injusticias y defendemos los derechos de los trabajadores entiendo que la entrada a un puesto de trabajo venga garantizado, en la medida de lo posible, por igual de oportunidades para todos. Y esto, evidentemente en este colectivo está muy lejos de ser así. Ahora bien, ni es el único(taxistas, Acerinox, Refinería, talleres, y el infinito etc. que queramos incluir), en cierto modo tiene su historia y sus motivos y, sobre todo, no es el punto a debatir. Porque el Real Decreto no va a venir a repartir más el trabajo. No viene a dar más empleo para más gente. Si esto fuese así igual habría que darle otro enfoque a todo, pero es que no es así. De igual modo que cuando nos pedían esfuerzos y recortes hubiese sido distinto si estos se hubiesen traducido en una mejora de la sociedad del bienestar y no el pago de una deuda generada por el rescate de bancos corruptos. Pero no, el motivo prinicipal es el de siempre, abaratar costes para concentrarlo en menos manos. Globalización, neoliberalismo. La historia de siempre.
Nosotros, como clase trabajadora que somos, deberíamos apoyar,o empatizar al menos con la ardua lucha que este colectivo tiene por delante y de la que, por otro lado, no nos vendría nada mal tomar nota. Como funcionario he visto cómo se recortaban muchos derechos laborales al tiempo que buena parte de la sociedad los aplaudía por lo "cómoda" que es nuestra vida, etc. Como docente he visto cómo muchos derechos me iban siendo quitados al tiempo que muchos sectores de la sociedad lo aplaudían porque claro, tenemos muchas vacaciones. Probablemente muchos portuarios fuesen los primeros en aplaudir. Probablemente muchos otros no. Al igual que hay muchos compañeros míos que están aplaudiendo lo que se les viene encima. Me da igual. Paso. Si no nos solidarizamos entre todos, todos perderemos. Y como esto está muy claro desde hace mucho tiempo he aquí mi posicionamiento al respecto. Siempre con crítica y capacidad de argumentación, debate, y posibilidad de entender otros puntos de vista para fortalecer el mío. Así debería de ser.
Solo espero, que este colectivo, en su lucha y en los apoyos y muestra de solidaridad que recoja por el camino, aprenda, para no olvidar, que son clase obrera. Que no son los únicos y que la solidaridad y el apoyo entre pueblos y colectivos siempre nos hará más fuertes frente a los que siempre miraron, miran y mirarán por los intereses de la oligarquía a la que pertenecen.