jueves, 11 de abril de 2013

Faro guía


Con música de Jazz me dispongo a realizar el repaso semanal del noticiario. No es que sea amante de este tipo de entradas pero por una razón u otra, como varias veces ya se ha dicho en este blog, dada la realidad que empaña esta piel de toro llamada España, difícil es permanecer al margen, no escupir cuatro verdades, aunque solo sea con la intención de desahogarse; más que con la intención de tratar de abrir los ojos a nadie a estas alturas. Para eso ya estaba Sampedro y a los genios y a los sabios uno no osa compararse, tampoco lo pretende; más bien estos se convierten en fuente de inspiración, en acicate, en detonador para de alguna manera recoger el legado que dejaron y hacer su voluntad aquí en la tierra que no en el cielo; y ésta, su voluntad, la de Sampedro, que se nos fue, y otros gigantes que ya lo hicieron como el querido Saramago; no es otra que la de pensar. Poner en práctica, mejorar y fomentar el espíritu crítico. Si tanto presumimos de nuestra sapiencia que nos la colocamos en el nombre, qué menos que hacer gala de ella y no de lo que supone ser diametralmente opuesta: la memez, la estulticia, la ignorancia o la estupidez.

A música de Jazz Thelenious se la juega con Davis y el contrabajo se hace peleón a estas alturas, benditos técnicos de sonido y bendita tecnología que hoy nos regalan lo que fue un momento efímero en alguna noche de los 60 allá por calles neoyorquinas. Cuando algún alumno me pregunta si creo en dios antes rehusaba contestar, trataba de morderme la lengua, aunque nunca lo hice demasiado, cada día lo hago menos, el doctor me aconsejó que no es bueno tragarse la propia sangre, así que mi lengua sin yagas escupe que NO. Alguno, dándole vueltas a la imaginación se atreve a preguntar que en qué creo si no creo. Entonces contesto que en la tecnología y la ciencia. La tecnología y la ciencia por otro lado salen del ser humano. Ese sapiens y su sapiencia, por tanto, no está tan mal. Experto en lo mejor y lo peor nuestra especie se empeñó en pasar por aquí dejando huella. La tecnología nos dio la escritura, la rueda, la agricultura y algunos años después microscopios para que la ciencia descubriera el mundo oculto de lo microorganismos. También regaló ladrillos y la ciencia desarrolló y mejoró distintas estructuras para que los seres humanos tuviéramos techo donde dormir, porque la ciencia cuanto más descubría sobre salud más claro le quedaba que un techo donde guarecerse era sinónimo de salud. Ya que un organismo como la OMS, aunque algunas veces haya que cuestionarlo, define la salud como el estado de bienestar pleno y no solo la ausencia de enfermedad; resultaba evidente que que los seres humanos tuviéramos techos sería todo un avance. Así lo hicimos durante años. Hoy, también resulta que la ciencia y la tecnología mejoran cada día. Es la grandeza de la cultura. Sin embargo, lo de dormir bajo techo no parece correr la misma suerte y cada día más personas se ven expulsadas de sus hogares, aunque en lugar de eso lo llamen desahucios. Pero creo que esto se debe a cosas que tienen más que ver con la economía que con la ciencia y la tecnología, tal vez hay humanos sapiens y humanos no sapiens, aunque la ciencia aún no lo haya descubierto.

Para que la gente no sea expulsada de sus techos mucha gente ha empezado a darle vueltas al coco, en homenaje a nuestro nombre, y algunos han tenido la idea de que presionar a los causantes de las expulsiones pudiera ayudar. Otros, han decidido ponerle un nombre (los sapiens siempre ponemos nombre a todas las cosas): escraches. Otros (no sapiens) han dicho que eso está muy mal porque tiene que ver con lo que otros no sapiens hicieron en el pasado: Nazis con las estrellas y los stalinistas en Siberia y el Ku Klux Klan con sus hogueras, en fin que Ada Colau, la sapiens representante de los escraches, debe medir tres metros y lanzar fuego por la boca. Pero algunos, que igual pues tampoco somos sapiens, pensamos que si se quejan mucho de los escraches es porque estos les hacen daño...Les mina. Viene a dar donde duele, y esto, piensa un servidor, es justo lo que este pueblo, en camino más o menos inconsciente de alcanzar el poder, necesita. Así que vengan escraches, por favor. Que si un señor dice que arrancará cabezas a perro flautas escracheadores mande dos escraches allá por favor. Entre tanto, con lo parsimonioso que resultan para otras cosas, ya han dado 300 metros de distancia a los escracheadores. Estos recovecos de la (in)justicia que se nos escapa al ciudadano de a pie nos deja cara de no sapiens.

Por otro lado, a estas alturas es difícil confiar en un partido de los grandes, más si lleva las siglas del PSOE, así que considerando la capa de escepticismo que han sembrado en nuestro ingenuidad cualquier medida que suene a “buena para el pueblo”, tendrá que ser automáticamente puesta en cuarentena, pero, por más cuarentena que tenga que pasar habrá que informarse. A eso, sin duda, nos ayudan nuestros medios de comunicación, en especial los que pertenecen a la derecha mediática. Ayudan de tal forma que viendo la cólera que ha desatado dicha medida en tales medios nos permite sondear al alza lo buena que ésta pudiera ser. Dime de qué te enfadas y diré cómo joderte...parece un lema ideal para estos señores poderosos que de alguna manera quien sabe si hoy no, quizás, empiezan a escachearse...que diga, escacharrarse. Se recoge el chiringuito señores, y a lo lejos, tres siglos a lo lejos, se ve brillar con fuerza el resplandeciente filo de las guillotinas de la revolución francesa...

Querido José Luis, allá donde tu cuerpo calcinado haya ascendido, una mirada de complicidad se alza contigo. Querido José Luis, bien sabía ud. que “hemos recibido una vida, así que vamos a vivirla”. Esta noche el faro guía de la lucidez brilla más fuerte. Echándote unos vinos con Saramago o con Carrillo, tal vez veríais que no pintaba tan mal la cosa. El camino es largo y tortuoso, como dijera Mccartney, pero hay que recorrerlo. Gracias por tu Lucidez.

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