domingo, 21 de mayo de 2017

Tras los pasos de un legado...

Los alumnos se ponen a realizar actividades, se acaba la semana, las energías bajo mínimo, mi cuerpo y mi mente necesitan una tregua, aunque sea de dos días. En el escritorio un buen puñado de exámenes que me gritan "aligera" y al lado la guía etnobotánica del Parque Natural del Estrecho... la curiosidad me corroe...abro sus páginas que aún huelen a nuevo y voy disfrutando de cada pequeño detalle. Impresiona ver el cuidado, la cantidad de información de interés para el usuario diario, una joya al alcance de cualquiera y que ayer mismo su propio autor me regaló. Tanta información que demuestra la riqueza medioambiental y ecológica de nuestra zona, a saber: cientos de especies descritas con sumo detalle tanto en los aspectos botánicos como en lo ecológico, sus propiedades medicinales, sus historias, mitos y leyendas, usos más "recreativos", y un largo etc. En definitiva, una guía de nuestra tierra que arroja muchísima luz sobre nuestro patrimonio más ancestral y escondido, a pesar de estar a la vista. Esa es la guía que el Lechu se empeñó en sacar hace ya cuatro años, con su tenacidad, su capacidad de trabajo, su pasión y su entusiasmo.

Ayer fui a visitarle e hizo honor a su leyenda cuando, tan solo descorrer la puerta de su casa, me invita a pasar por angostas  y escarpadas escaleras de piedra que el mismo colocó y que conducen como a una nueva dimensión: una suerte de selva hecha a medida de su creador que bien podría ser la envidia de cualquier jardín botánico. Con muros y suelos tapizados centímetro a centímetro por hiedra de entre la cual van emergiendo toda suerte de especies, ya sea la más autóctona y archiconocida, ya sea la más estrambótica; y en su jardín nos detenemos y me presenta a sus perales, aguacates, guayaberas, romeros, estramonio, adormideras, lavanda,  higueras, hierbaluisa...o el infinito etcetera que queráis añadir. Todo en su casa contrasta con ese destrozo que se hizo a las puertas de ese paraíso que tanto ama y tan bien ha retratado: el Parque Natural del Estrecho. Estamos en el Faro y su casa parece la única que lucha por integrarse en aquel ecosistema, el resto toda suerte de ostentación de lujo y derroche y mucho cemento. Jesús Sánchez, el Lechu, huye de eso, su "mayor lucha es la educación ambiental" tal como me dice cuando le pregunto qué le llevo a realizar el proyecto de Diverciencia de este año que nos ha dejado a tantos  con la boca abierta. Por esa razón estoy allí, he ido exclusivamente a visitarle para recopilar información y poder, desde esta ventanita, poner un granito de arena en la difusión de este proyecto.

Arranca una puñado de Romero y otro poquito de Hierba luisa y nos hacemos una infusión rica, rica y con miel(de su amigo de Jimena, eso sí). Hablamos de mil cosas sin llegar a centrarnos del todo y así, poco a poco, me va contando cómo ha llegado a darle forma a este proyecto que hoy mismo se está presentando en Madrid. "Tras la Delgada Línea Roja", es el nombre que le ha dado al proyecto y cuyo objetivo es demostrar con datos estadísticos que el Campo de Gibraltar es una de las zonas con mayor biodiversidad de Europa, ahí es nada. para de ese modo fomentar la educación ambiental de las nuevas generaciones pues, como reza en una de las citas de su proyecto: "sólo conservamos lo que amamos, solo amamos lo que conocemos, solo conocemos lo que nos han enseñado". Por todo ello este proyecto se articula en seis guías a todo color que recopilan la friolera de 4000 fotografías de todo tipo de especies que habitan en nuestra región, muchas de ellas endémicas. Esas guías además se han sacado con muchísima calidad de impresión. Claro que esto eleva costes y dificulta la posibilidad de que se abra al público, que se comercialice, aunque no sea con ánimo de lucro, sino con la intención de transmitir ese legado. Esto es lo que le planteé el día que conocí el proyecto y lo que parece le han planteado ya más de cien personas a día de hoy. Él se mostraba reticente y es que, para llegar a poder llevar a cabo dichas guías él y sus alumnos han tenido que pedir permiso a más de 30 especialistas y/o fotógrafos de la naturaleza de nuestra zona y claro para ello ha tenido que quedar bien claro que es con el fin de ejecutar el proyecto y nada más. En cualquier caso, nada que no se pueda solventar con otra ronda de contactos y un poco de voluntad por parte de todo. 


Lechu consiguió por fin este año que se ofertase en el IES Getares, donde trabaja, una asignatura de 4º de la E.S.O. exclusivamente enfocada a Diverciencia que, para el que no lo conozca, es una feria made in Algeciras en la que los alumnos de casi todos los institutos y muchos coles participan con proyectos cada día más fascinantes. Es sin duda, algo de lo que nos tenemos que sentir muy orgullosos los algecireños.  Consiguió hasta dos grupos con un total de casi sesenta alumnos que fue dividiendo en subgrupos que iban a dedicarse a distintos taxones de seres vivos, así estaban las mariposas, los coleópteros, los mamíferos, anfibios y reptiles, y así hasta catorce. Le pregunto por el impacto que cree que ha tenido en los chavales, ya que al fin y al cabo son el objetivo principal, y sin titubear me dice que salvando contadas excepciones, para la mayoría ha supuesto un trabajo de mucho aprendizaje y en algunos casos un verdadero cambio de paradigma. Confía, y confío yo con él, que de ese grupo salgan al menos dos o tres naturalistas...

Me habla con pasión de muchos de los colaboradores como Fernando Barrio, Pepe Torres, su amigo Domingo Mariscal o Faluke del que dice ser uno de los mayores expertos en invertebrados marinos con más de 60000 especies fotografiadas. El entusiasmo y profundo conocimiento con el que habla de temas que le son ajenos a la mayoría de los mortales evidencia mis carencias de profe de Ciencias Naturales, pero lejos de deprimirme me contagio con él, prometiéndome mejorar. De todos los colaboradores de los que habla es con el malacólogo Emilio Rolán con el que más se le ilumina la cara. Es admiración pura y confesa lo que siente por este hombre que casi a la vejez soltó la bata de médico y se dedicó a explorar especies de moluscos.  A día de hoy ha batido todos los récords en estos campos y ha descubierto él solito más de 1470 especies. Cosa que, entre otras, le ha valido el reconocimiento doctor honoris causa por la universidad de Vigo  y a él le impresiona la pleitesía que le rindió cuando estuvo en su casa. Destaca y le asombra su humildad, sin darse cuenta de que puede decirse exactamente lo mismo de él. 

"Yo soy un hijo de Félix", me dice en un momento dado para dejar claro su escuela. Él y otros tantos miles de naturalistas de su generación quedaron marcados por el prestigioso divulgador, admite parte de su leyenda negra, pero asegura que nunca ha existido ningún orador como él en materia de divulgación científica en este país. Y al igual que Félix él va divulgando su conocimiento, contagiándolo. Este fin de semana se han ido a Madrid al Congreso Nacional de Biodiversidad Virtual. Sin duda, Biodiversidad Virtual y Ricardo Laorga son posiblemente los mayores artífices colaboradores de este proyecto. El bueno de Ricardo ha hecho de puente de unión entre las demandas del grupo del IES Getares y los dueños de las fotografías y es que, Biodiversidad Virtual es una platofarma en la red que cuenta con millones de fotografías sobre todo tipo de especies. Es algo fascinante.  Entramos en su despacho lleno de fotos de Yanomamis, colecciones de conchas de moluscos, una extensa biblioteca de la naturaleza y cientos de atractivos más y me muestra cómo funciona la página. Qué de cosas increíbles hace la gente para hacer del mundo un rincón mejor.

El reloj sigue avanzando y me tengo que ir, antes le pregunto qué repercusión política considera que tendría que tener este proyecto y se muestra convencidamente escéptico de que la clase política se implique en la divulgación del mismo. Es consciente de que es un proyecto "costoso" y de que la clase política no suele estar para estas cosas. En ese punto yo me muestro tajante y le aseguro que de entrada todos los departamentos de Biología de cada IES de la Comarca del Campo de Gibraltar tendrían que tener estos ejemplares; y es que el Lechu y sus alumnos han convertido un trabajo de instituto en todo un legado para nuestra zona. Han conseguido una recopilación inexistente y que contribuye enormemente a conocer, amar, respetar y proteger nuestro patrimonio. Si los distintos Ayuntamientos de la zona, la Mancomunidad o la Junta de Andalucía no quieren hacerse eco y respaldarlo, de alguna forma serán cómplices de lo contrario, por su ignorancia, por su dejadez, por su falta de implicación en los asuntos realmente importantes. Y es que estamos hablando que esta región es lo que se conoce como un Hotspot, es decir, zonas relativamente pequeñas que están en destrucción y retroceso y que cuentan con una elevada biodiversidad. Urge tomar conciencia. Urge hacer algo. Lechu, y tantos como él, nos ofrecen a la ciudadanía y a la clase política a diario una oportunidad de hacer que nuestro paso por la Tierra valga la pena y es que, como citan al finalizar  el proyecto de "Tras la Delgada Línea Roja": " Lo importante no es la Tierra que le vamos a dejar a nuestros hijos, sino qué hijos le vamos a dejar a nuestra Tierra"