jueves, 13 de septiembre de 2018

Si los griegos levantaran la cabeza...


Hay quienes se ofenden, con mucha razón, de la violación de la idea de la universidad pública. Obviamente esta es la indignación que debería salir a flote de primera, a pesar de la normalización, los chistes, los memes, que no se acabe. Que no dejemos de soñar, por muy ingenuo que pueda parecer a estas alturas, que la universidad pública es aquel lugar en el que la gente de la calle  podemos optar a tener más oportunidades. Que no dejemos de verla como el ascensor social que siempre prometió ser. Nunca nos pudimos (ni quisimos) costearnos la privada, pero seríamos licenciados y trabajaríamos en puestos de relevancia social. Aunque luego, claro está, llegara la crisis, y antes de eso el comienzo de la titulitis. Recuerdo perfectamente cómo cuando de preadolescente escuchábamos que Fulano o Mengano se habían sacado un máster. Entonces, allá por los 90, eso era sinónimo de tener mucha pasta y/o ser un gran estudiante. El que tenía un máster era la repolla. Muy pijo, pero la hostia!!!
Luego entramos en este nuevo siglo y seguro que los que saben de economía decidieron que sería una idea de putísima madre hacer que los másteres fuesen cosa también de la gente de la clase media e incluso clase media-baja. El truco es fácil: bajamos los precios, los vendemos como imprescindibles para la continuidad de formación del currículo y tendremos a todos los licenciados y diplomados sacándose másters a cascoporro. Y así fue. 
Cuando terminé mi carrera (carrera que amo enormemente a pesar de ser crítico con ella) acabé yo mismo haciendo un máster de esos estúpidos, casi obligado, casi porque mi madre y mi hermano me miraban preocupados como diciendo que sin eso no sería nada. Así que hice un máster asequible, no eran de estos de 30 y 40 mil euros, los de toda la vida, los que realmente te colocaban, sino uno de dos mil euros con la empresa en auge de turnos(Emagister quizás?) sobre una temática tan sumamente atractiva y relacionada con mi carrera como es la Prevención de Riesgos Laborales...Qué cosa más sumamente fea (aunque de todo se aprende). Yo sí tuve que estudiar, y hacer un trabajo. Aunque tampoco fue una cosa que me matara. 
La cuestión es que aquello era el inicio(año 2006) y desde entonces hasta ahora, por suerte me desligué de ese mundo, por lo que me llega, la cosa se ha acelerado a ritmos estratosféricos. 
La universidad convertida en negocio. En el negocio más rentable jamás imaginado, a cambio de violar algunos de los principios que a priori a todos nos parecían más inviolables: el de la igualdad de oportunidades y para todos, y el de la pasión por el conocimiento; por aprender!!!
Y hordas de jóvenes empezaron a perseguir la zanahoria, al tiempo que se precarizaba el trabajo y además, como traca final, conseguir que se sintieran responsables de su situación precaria, porque claro, siempre podrían formarse más. O mejor dicho, adquirir más títulos.Qué sumamente cruel y despiadado es este mundo neoliberal!!!

Y ahora, pues empezamos a ver cómo todos plagian. Claro que plagian. Porque esas mierdas no formativas se plagian. Que se plagie, me parece vergonzante, aunque en dicho contexto se pueda entender mejor. Mucho más intolerable es el trato de favor según quién seas. En cualquier caso, estos casos, deberían invitarnos a reflexionar, una vez más, en la mierda de sociedad falsa y ficticia que en nombre de la apariencia, se carga lo mejor que construimos durante milenios. 
Si los antiguos pensadores griegos levantaran la cabeza...