viernes, 25 de noviembre de 2016

BASTA YA



Confieso que me produce un hartazgo casi nauseabundo ese proliferar de entradas virales sobre lo pobrecito y héroes que somos los profes. Estoy harto porque da la impresión de que necesitamos de esas palabras para granjearnos el apoyo de la sociedad cuando, a la postre, todo resulta tan típicamente tópico al tiempo que vacío de sentido y contenido. Si queremos analizar, analicemos, pero saquemos bisturí y hagamos buenas radiografías, no nos quedemos en clichés y frases establecidas. No necesito demostrarle a nadie cuánto trabajo, ni lo importante que es mi curro para que no se ofenda por la cantidad de vacaciones que tengo. Lo que necesito es que la sociedad en su conjunto comprenda la importancia de la EDUCACIÓN(más que de los pobres profesores), y esto también nos incluye a nosotros. Debemos luchar por la mejora de la educación y como profesores debemos remar a la cabeza. Pero no podemos argumentar lo sumamente cargados que estamos de curro a nivel burocrático sin haber realizado una reflexión profunda previa sobre si dicha sobrecarga burocrática no es una soberana gilipollez que responde en última instancia a intereses políticos para esquilmar a la postre nuestra labor docente. NO. Apenas se vislumbra dicha reflexión porque, de hacerse, en lugar de crear y compartir entradas poniéndonos de mártires del sometimiento burocrático sencillamente nos plantaríamos y diríamos: BASTA YA!!!!

Basta ya de competencias, mapas curriculares, estándares de evaluación, informes estériles y sinsentido. Basta de aceptar las ratios desmesuradas, de aceptar la disminución de profesores interinos que no cubren las bajas. Basta de aceptar recortes de derechos, basta de aceptar reuniones absurdas que no conducen a ningún lado. Basta de temer la sombra alargada y difusa de la llegada de la inspección. Basta de no amar la cultura, de mostrarnos mediocres y burgueses. Basta de mirar hacia otro lado y decir las protestas no van conmigo. Basta de decir todos los políticos son iguales. Basta de tratar al alumnado como un enemigo, o como ganado. Basta de no sentir pasión por levantar pasión en el aula. Basta de no querer reinventarnos. Basta de aceptar que todo debe seguir siendo jodidamente igual. Basta Ya de autocompadecernos, ni justificarnos. Basta ya de no sacar los dientes y exigir de una puñetera vez una EDUCACIÓN PÚBLICA Y DE CALIDAD...Con todo lo que ello implica. Movámonos, reflexionemos, debatamos, compartamos. Somos nosotros, los docentes, los que debemos tomar este testigo y dejar de lanzar tantos balones fuera. BASTA YA!!!!

lunes, 7 de noviembre de 2016

Huelgas y peleas educativas varias



Los padres se han puesto en huelga de deberes. Bueno, una parte de ellos. Seguramente los más vagos, holgazanes, caraduras y demás epítetos descalificativos que podamos encontrar para referirnos a ellos. O al menos, eso podríamos inferir si nos atenemos a los comentarios que vengo leyendo o escuchando en estos días a propósito del asunto. Hay padres que han decidido tomar estas medidas, la cual no es en absoluto pionera en nuestro país, sino que ya se ha venido dando en otros, como ocurriera en Francia en el año 2012. Los padres argumentan que sus hijos son sometidos con frecuencia a sobrecargas de actividades para casa, sin importar la edad. Consideran que con las jornadas de 5 horas en primaria(seis y media en secundaria) los más pequeños ya deberían tener suficiente pues esto, en gran medida, repercute directamente sobre el tiempo disponible que pueden tener para otras actividades tales como: jugar, estar con sus padres, jugar, estar con sus amigos, jugar, estar con sus abuelos, jugar o estar en la calle, practicar algún deporte, tocar instrumentos, realizar manualidades, pelearse, o no hacer nada. En fin, obviamente, ninguna de estas actividades que puedan aportar nada positivo para el niño o la niña... (tendré que decir lo de nótese la ironía, por si acaso).

Los detractores de tales medidas no parecen estar muy dispuestos a abrirse al debate y se muestran radicalmente contrariados, echándose las manos a la cabeza y soltando por su boca que qué forma de desautorizar a los profesores, que si a nadie les pasa nada por trabajar un poco, etc. Y bien, no entiendo por qué razón no podemos tratar de abrir un poco la mente e intercambiar ideas sosegadamente...supongo que lo de vivir en España tendrá algo que ver. El caso, es que en estos días he tenido alguna que otra “discusión” sobre el tema y he tenido que leer algo para poder hablar con más propiedad(algo muy recomendable en general, dicho sea de paso). La huelga ha sido convocada por la Asociación de Padres Madres y Alumnos, CEAPA, la cual propone no entregar los deberes durante los fines de semana de noviembre. 

Lo cierto, es que, no hay que ir muy lejos para entender que la necesidad de realizar actividades para casa variará considerablemente en función de la edad, la materia, las necesidades del alumno, etc. En general, vivimos en una sociedad en la que los niños no parecen pasar demasiado tiempo siendo niños. Ni juegan en la calle, ni tienen muchos primos, y en muchos casos apenas ven a sus padres más que a sus monitores de extraescolares. Y responder a este hecho también es complejo porque en muchos casos se debe a nuestra actual confección de la sociedad y sus enormes problemas a la hora de poder conciliar la vida familiar. En otros también se debe a la comodidad de algunos padres que suelen preferir dedicarse a otros asuntos que a los propios de educar a sus hijos. Por otro lado, la marginalidad sigue siendo creciente en este país, hecho lógico y normal si nos atenemos a la desigualdad, del mismo modo creciente. Además, las formas de vida derivadas del uso de las nuevas tecnologías incrementan el aislamiento que en ocasiones experimenta el niño( y sus padres). Por todo ello, el hecho de que algunos padres pongan el acento en la necesidad de cuestionar la obligatoriedad de realizar actividades para casa pues repercute en la cantidad y la calidad del tiempo disponible para con sus hijos, puede no parecer tan descabellada. La comunidad pedagógica está también dividida: hay quien cree que las actividades para casa les enseña a los alumnos el camino de la responsabilidad y la autonomía, y por otro lado, los que creen en la necesidad de que el individuo experimente y aprenda mediante otros medios como el juego, así como que mucha sobrecarga de trabajo puede incluso generar un efecto de rechazo en relación con el aprendizaje. Hay padres y docentes que argumentan que no es para tanto, pero también he oído a otros narrar cómo su hijo de seis años es castigado sin recreo por no realizar las actividades, supuestamente voluntarias, para el fin de semana.

A muchos detractores de esta huelga parece enervarles el hecho de que se esté faltando a la autoridad del profesorado. Y yo me pregunto, ¿por qué ha de verse como una ofensa al profesorado como tal? ¿por qué no se entiende como una medida más amplia contra el sistema educativo? ¿Acaso los docentes tenemos que erguirnos como los mayores celadores del sistema educativo? ¿Nuestra condición de burócratas nos impide ser crítico con él? Y es más, si realmente se cuestionara nuestra autoridad, ¿qué es lo que buscamos en nuestros hijos? ¿que no cuestionen nada? Pues da la casualidad de que además de docente soy padre y cuestionar las cosas es uno de los hechos que más necesarios me parecen a la hora de abordar la educación, ya sea del alumnado, ya sea de mis hijos.

A muchos detractores de esta huelga parece preocuparles en gran medida la posibilidad de que dejando de lado las actividades para casa siga incrementándose el fracaso escolar de los alumnos. Convendría decir llegados a este punto que España es el quinto país que más deberes manda para casa y uno de los primeros también en abandono escolar temprano. Por otro lado, Finlandia y Corea del Sur, los dos países de mayor éxito educativo(supuestamente) son también los que menos actividades mandan. A pesar de eso, no voy a simplificar la cuestión haciendo una correlación con ello, pero sí que podemos observar al menos, que la correlación de mandar mayores actividades y mayor éxito educativo tampoco parece garantizada.

Muchos detractores de esta huelga entienden que los niños holgazanearían o bien están siendo sobreprotegidos por sus padres y demás. Conozco a muchísimos padres que vienen mostrando su malestar ante la sobrecarga de deberes para casa que, precisamente, no convierten a sus hijos en holgazanes, sino todo lo contrario, coincide que son los padres más preocupados e implicados en la educación de sus hijos que conozco. Les ayudan a explorar nuevos entornos, les dejan hacer, respetan sus emociones, conversan, tratan de explicar y gastan minutos, horas, días, semanas y vidas compartiendo experiencias con ellos. Experiencias que en casi todas las ocasiones revierten en un mayor aprendizaje del niño: ya sea de ciencias, ya sea de letra, ya sea de historia, matemáticas, educación física o plástica. Compartiendo tiempo, vida y experiencias.


La educación es una palabra muy bonita, muy hermosa y que tiene cincuenta mil patas. Es compleja y todos decimos que queremos mimarla, aunque cada cual la entienda a su manera. Aunque cada cual entienda la suya, así como la suya ha tenido. Titánicos esfuerzos debemos todos realizar para cooperar conjuntamente y acudir en su ayuda porque lo que sí parece obvio es que no pasa por sus mejores momentos. Como he dicho, las causas de este mal que sufre es tremendamente compleja y trasciende a la política, la sociedad o las nuevas tendencias. Es un conjunto de sumas, restas y sinergias de las anteriores. La educación debe ser la herramienta que nos ayuda a realizarnos plenamente como individuos y este hecho apenas logra ser alcanzado por nuestro alumnado, el cual tiene bastante asumido que es para encontrar un buen puesto de trabajo...con estos mimbres, y tantos otros, las cosas que pasan son fáciles de explicar. Pero si tan amantes de esta palabra nos mostramos. Si tanto brillo le queremos sacar, lo mínimo que podemos hacer es realizar entre todos ese gran esfuerzo por comunicarnos, entendernos, unirnos, reivindicar y luchar por la mejor educación para nuestros hijos. Toda medida que vaya en esa dirección bienvenida sea.