Otro año más, otro año menos y
podrá ser acusado de casi cualquier cosa este año, menos de dejar indiferente.
Lo que se venía cociendo desde hace años cogió forma y explotó, o explotó y
cogió forma, según se prefiera. A nivel internacional ya hablaban cuando
sonaban las campanas de lo enfadados que estaban los ucranianos con el
gobierno, comenzó el año se enfadaron más y las cosas se movieron. Luego
resultó que no era lo que parecía, sino lo contrario. Entre la duda de si era
una cosa o la otra, poco a poco dejaron de llegarnos noticias de allá.
Mucha gente también decidió
morirse, aunque esto no suele ser novedad, sí que lo es el hecho de que fuesen
tantos nombres significativos en tan breve espacio de días, 365 para ser
exactos, no en vano se nos fue el considerado
mayor maestro con una guitarra, humilde y paisano, eterno Paco; se nos fue el genio
de la magia literaria latinoamericana, varios actores holliwodienses titánicos
frente a la pantalla se fueron antes de tiempo , una leyenda del club blanco,
el entrenador malhumorado que le regaló el inicio de los días de gloria a
nuestra selección. Se fue también aquél del que tan bien hablaban poniéndose de
acuerdo los que mandan en señalar como la figura clave para que hoy tuviéramos
democracia. También otros que sin ser responsables de la democracia parecían
mandar más en ella, o al menos beneficiarse con ella. La terrateniente y
los emperadores económicos igualmente
alabados por sus iguales pero algo menos por el resto de los mortales. Ese
resto de los mortales que sin morirse, algunos sí, seguían, la gran mayoría de
ellos, un año más anquilosados en esa eternizada crisis que tanto cansaba ya
vivirla como oírla. Esos tristes mortales que se empezaban a acostumbrar al
paro y la precariedad y también, por qué no decirlo, a los casos de corrupción
paseándose a diario en los noticiarios. Por suerte, muchos de estos acusados empezaban
a pisar los suelos de las habitaciones con rejas y por más suerte aún, de
repente, como casi sin querer, algunos, no demasiados, intuyeron una
alternativa real a la que agarrarse. Los que no habían oído nada o no querían
hacerlo, menospreciaban, pero un grupo de locos empezó a volverse más loco, en una forma de locura sana y creativa que tejía trabajo colectivo y daba el 25 de
Mayo una campanada cuyo eco se hizo expansivo e hizo vibrar todo el tablero
político poniendo muy nerviosa a eso que ahora llaman “la casta” y a copar las conversaciones de
las sobremesas en las casas y en los bares haciendo que incluso el fútbol
llegase a parecer estar menos de moda que la primera persona del plural del
verbo poder. Un tipo con coleta fue señalado, no sin gran parte de razón, como
el mayor responsable de esta nueva locura colectiva y empezaron a hablar de él
hasta en la sopa. Venezuela e Irán parecieron estar más cerca que nunca y el terrorismo
de ETA parecía volver. Sin embargo, por fortuna no se movieron los países de su
lugar en el mapa, ni ETA anunció un retorno a las armas.
Todo cambió en tan pocos meses
que aún no sabemos el resultado de lo que está por venir. Los expertos que
siempre han dicho saber mucho de esto se limitan a la frase del célebre
Sócrates y argumentan que solo saben no saber nada. Difícil predicción, quizás
imposible, la que el 2015 nos deparará en el terreno político, sea como fuere,
la antaño tradicional disciplina ajena y alejada de todos, parece que por fin
ha vuelto a las calles, a las
conversaciones, de donde nunca tuvo que haber salido.
Podemos aparte nos volvieron a
inocular el virus de la duda de la vulnerabilidad y nos sentimos mortales.
Amenazados y aterrorizados, aunque solo por unas semanas, porque la posibilidad
de que muriese UNA se hacía mucho más terrorífica que la realidad de que
hubieran muertos algunos miles, pero ya sabéis de esos que están lejos y no
cuentan. Al final no murió, si murió su perro, bueno, de hecho, lo mataron. A
ella, que no la llegaron a matar si vapulearon su dignidad, pero los indignados
hace tiempo que vienen demostrando que también la dignidad está cambiando de
bando. No murió la enfermera, pero sí pareció morir la psicosis…¿volverá?
Algunos piensan, otros los acusan
de pensar demasiado, que muchos cambios tuvieron que ver con las ondas
expansivas que dejó el tsumani Podemos , a saber: abdicación de un rey que no debió
encontrar más recambios para su cuerpo en el taller y decidió dejar al mejor
tallado cuerpo de su hijo el marrón de afrontar semejante panorama. Felipe, su
sucesor y heredero, acoge con orgullo y satisfacción el carguito y copia el
discurso de lo nuevo y lo viejo y se estrena por nochebuena con un discurso que
hace a muchos dudar si no fue escrito por el mismísimo Errejón. Un señor mayor que salía en una película de
máscaras y vendetas decide dejar de
hundirse y ocupa su lugar un actor de Al Salir de Clases que también saca
brillo a su discurso convirtiéndolo en
algo muy parecido a eso que ahora llaman populismo al tiempo que acusa a los
nuevos de populistas. Los señores del partido del gobierno no encuentran hueco
donde esconder la cabeza y acuden impertérritos al desmantelamiento de sus
privilegios que aún, en honor a la verdad, está muy lejos de ser tal cosa…por lo
demás poco más, la selección cerró su ciclo, algún avión hizo factible la serie
de Lost, el Papa cada vez se parece más a un superhéroe y los rojos lo aclaman,
y el mundo y los seres que lo habitan, qué duda cabe, están un poco peor aún si
cabe que en el 2013 pero sin duda, mejor que en el 2015…
Si ud. piensa que ante tal análisis pudiera yo pensar que la cosa está jodida, pudiera ser que acierte, pero no soy tan pesimista. Después de tanto estiercol tragado habría que ser muy necio para no querer ver que por primera vez el cambio está más cerca que nunca y en gran medida en nuestras manos. Si no fuese así y fuese mucho peor, la tecnología regala, desde hace ya mucho, pequeñas cosas, Cositas Buenas, como el placer de poder oír ahora aquella guitarra en los compases de la Barrosa desafiando las leyes de la naturaleza,demostrando que aquellas manos aún están en vivas. Descansen en Paz las del maestro y las de todos los maestros.
2015… Veremos que nos deparas