Se acaba el año, pero antes de la cena de gala, en petit comité pero de gala, toca comer un almuerzo sin nada de brillo, que solo plaque el hambre hasta la cena y que no nos lleve demasiado tiempo en su labor. A pesar de la simpleza suena la música, en este caso Vetusta Morla que suena insistente desde el pequeño altavoz de Alexa. Vetusta Morla para algunos suena a banda sonora de la vida, como esos pocos elegidos. Y pasan, cortando el ajo imágenes por nuestra memoria de este año para el recuerdo o el olvido, según se mire. “No quiero timón en la deriva. Cada cual que tome sus medidas. Hay esperanza en la deriva”. Y antes de echar las salchichas y mientras degusto la penúltima cerveza del año voy revisando el wasap que ahora tanto se llena con mensajes que nos desean lo mejor. Puede que desde este grupo u el otro, puede que resulte repetitivo e incluso cursi, puede que pueda que…pero, de un modo u otro, en estas horas de preparativos veloces todos desean lo mejor. Puede que incluso la perspectiva científica del momento nos haga ver lo subjetivo de esta celebración sobre el hecho de elegir este día y no otro cualquiera dentro de los otros 365 días en los que la Tierra gira alrededor del Sol. Pero, “Hay un himno para cada final, y una frase es para ti. Es tu turno. Sé que puedes hacerlo” A pesar de los pesares somos tribales y necesitamos de los ritos. “Compartimos el mismo andén. Hemos sido cabaña y temporal” y queremos creer que el “círculo vuelve a cuadrar”. Y este año, más que nunca, no en tu casa echando de menos a quien no ha podido venir por imposición gubernamental o aquellos otros que tampoco por la crudeza de este maldito virus, ni tampoco en este país, o en Europa, sino en todo el mundo. Por una vez, la humanidad se siente vulnerable, cansada y preocupada por el azote de una pandemia que le ha hecho sentir, por una vez, mortal. Y hoy, en nuestro rito no escrito, se brindará desde lo más profundo rezando a cada dios que en cada uno habita por un poquito de fortuna. “Haciendo el balance de lo bueno y malo”, brindaremos con Champagne tras las uvas aunque la Puerta del Sol esté vacía…cerraremos los ojos, como sin darnos cuenta, cada uno a su forma y a su modo y desearemos que todo vuelva a volver de algún modo parecido a como fue. Echaremos mucho de menos a muchos y alguna lagrimilla desobediente se escapará sin nuestro permiso.
Esta noche, una noche más, de algún modo, se empeñará en reunir todas las energías individuales del planeta para doblar un sino que nos negamos a aceptar. De algún modo, esta noche, será nuestra noche de Reyes…
… y si no, al menos, brindaremos porque así sea. Brindaremos porque en el 2021 volvamos a abrazarnos.
Feliz 2021
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