A falta de unas pocos minutos de
que empiece el Salvados de hoy, y a una semana exacta de comenzar a ver cómo
VOX iba arrasando en muchas mesas electorales de Algeciras, para acabar
irrumpiendo en el Parlamento andaluz con una representación de 12 diputados, me
dispongo a escribir una entrada en este famélico blog, aprovechando que las
vísceras poco a poco van volviendo a su temperatura habitual, para dar unas
pinceladas, desde mi pequeña parcela subjetiva y analítica, sobre la sensación política del momento.
VOX ha pegao una patá con
fuerzas, mientras la gran mayoría de la población, como suele ocurrir, parecía
estar a la luna de Valencia. Es cierto, que algunos sí empezábamos a olernos
que la campanada de la noche iba a ir en esa dirección, pero ni siquiera los
más catastrofistas podíamos habernos imaginado semejante irrupción. Ahora sí,
todos queremos opinar y todos tenemos una causa y una solución. Supongo que no
puedo mostrarme ajeno a la gran masa que busca causas y soluciones, sin
embargo, a diferencia de lo que suelo oír, al menos soy consciente de que las
causas son múltiples propias de un sistema cada día más complejo y acelerado… y
las soluciones…Las soluciones, seguramente, mucho más complejas aún.
En primer lugar, creo que nuestra
sociedad iba dando señales inequívocas de un corte más escorado a la
ultraderecha desde hace algo más de un año. En mi opinión, creo que en los
atentados de Barcelona en el verano del 17 fue la primera vez que un sector
importante de la población se quitaba la careta. En aquellos días leer
comentarios en las redes resultaba deprimente pues buena parte de la sociedad
no dudaba en situar en una misma línea a los terroristas con todo el mundo
islámico…y a partir de ahí lo que se podía leer nos sacaba también lo peor de nosotros
mismos. Vivimos también el primer encontronazo directo. Poco después el pulso
del referéndum sostenido por Puigdemont
y el resto de las fuerzas independentistas y el camino que fue
adquiriendo su desenlace también se convirtió en un segundo aviso claro de por
dónde respiraba buena parte de la sociedad cuando oímos aquello de “A por ellos” y las justificaciones de las
cargas el 1-O. A partir de ahí todo se aceleró y la derecha electa representada
por dos partidos comenzaba a combatir entre ellos por ver quién la tenía más
grande, la bandera claro. Pero a ninguno los desgastó el discurso, al
contrario, todos los balcones se llenaron de banderas y el discurso de la
identidad nacional exacerbada iba ganando adeptos por doquier…Y casi sin
querer, llegó el verano. Y comenzamos a ver grandes llegadas de inmigrantes
este verano. Desembarcos a plena luz del día en playas llenas de turistas…y las
redes volvían a llenarse de odios, con vídeos que se hacían viral, pero esta
vez sin ningún tipo de autocensura, ni de reparos. En esta ocasión, los nuevos influencers no contrastaban datos,
tampoco los mostraban, tampoco había detrás ningún tipo de razonamiento,
oratoria, o análisis multifactorial. NO, solo odio, ignorancia y miedo…o al
revés.
Y ese fue el contexto hasta ese
verano. Entre tanto, la derecha electa hacía la lectura de esa nueva marcha social
y echaba gasolina para saltar sobre los escombros, una vez devorados por las
llamas. Y les iba yendo bien, porque a pesar de los numerosos sempiternos
escándalos del PP, de la moción a Rajoy, y los másteres de Casado, ahí seguían,
sin desplomarse. Y Ciudadanos, dando tumbos, pero a lo suyo. Claro que la
izquierda se lo ponía muy fácil. Podemos en sus continuas peleas internas
seguía dando la nota por una nueva salida de tono, una nueva contradicción en
forma de casa, o la última teatralización. Y cada nota sacada de contexto era,
como siempre, amplificaba por unos medios que las hacían llegar a una gran
mayor parte social que ya no necesitaba de ellos oír nada más porque, a estas
alturas, pase lo que pase, para una mayor parte de la sociedad es oír Podemos y
saltar el interruptor del odio y el asco. Otra batalla que se ha perdido.
Y en estas, llega VOX y llena
VistaAlegre. Y se quitan la careta y hablan sin tapujos sobre temas que
contravienen leyes, y artículos enteros de la Constitución. Y en estas Pedro
Sánchez dice que a Paquito hay que sacarlo, y las calles de Madrid se llenan de
ultraderechistas con brazo en alto, y mucho músculo de gimnasio. Y en estas
Dani Mateo hace un Sketch, se suena los mocos y el país entero quiere verlo
muerto. Y en estas hay elecciones y las encuestas les dan un escaño, ya si eso,
y se llevan 12.
VOX ha llegado, y ahora se
sienten fuertes y confiados no se esconden. Y nos peleamos entre nosotros,
porque la incredulidad nos duele, y la frustración nos puede. Y queremos
ponernos muy dignos y hablar de alerta antifascista. Y a algunos, hasta puede
molarnos mucho oírlo en ese momento, porque en ese momento somos frágiles y
necesitamos respuestas, algo a lo que agarrarnos. Decir las cosas también
nosotros por su nombre pero, por desgracia, el tema es mucho más complejo.
Por supuesto que aceptamos los
resultados electorales. La duda ofende, pero si la gente quiere salir a la
calle contra ese partido es para gritar fuerte y claro que los demócratas no
podemos tolerar que vivamos con valores antidemocráticos. Es obvio. Es fácil de
entender. Es necesario. Sin embargo, puede que tal vez, y solo tal vez, quizás
tampoco fue la mejor estrategia. Porque, en caliente, las cosas son de un modo,
pero su análisis,es otra cosa diferente. En fin, que empieza Salvados, y como
este tema y el contexto social que subyace bajo su irrupción, que es
verdaderamente el punto a tener en cuenta a la hora de analizar, seguirán
trayéndonos muchos quebraderos de cabeza, pero quizás también interesantes
debates para reconstruir, para volver a buscar espacios desde los que tender
puentes y comenzar de nuevo a tejer tejidos sociales que olvidamos y
abandonamos cuando, precisamente, hace hoy casi 5 años, éramos nosotros los que
dábamos la patada al tablero político…De un modo u otro seguiremos hablando del tema, así que amenazo con otra entrada, poniendo el foco en el perfil de su votante en este nuevo constructo social.
Yo pienso que además de todo lo que has destacado en tu análisis, la gente que ha votado a VOX, lo ha hecho sin conocer al 100%el programa electoral, y ahora que se conoce a través de los medios están escandalizados. Otros han votado a VOX por joder y sin criterio. Otros lo han hecho como revancha al asunto catalán. Si las cosas se calman, mucha gente volverá al voto más tradicional, que por otro lado, es el PP. En fin, un descalabro!!!!
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