Entonces, como de repente, me
pongo a escribir, sin importarme que sea muy tarde, sin importarme quién lo
pueda leer. Y me pregunto, ¿por qué no escribir como si no fuese a ser leído? ¿Por
qué no lo escribo sin miedo a autocensurarme?¿ Por qué no dejo de escribirlo
como siempre escribo últimamente, pensando en el interlocutor, sino solo, y
esta vez solo, para mí? ¿Por qué no lo escribo como un secreto de confesión? Algo
que no pudiera dejar salir y que, sin embargo, lo voy dejando ¿Por qué no busco
la libertad de escribir, unir letras bajo mis dedos, sin que el mundo se pare,
sin que lo haga mi mente? Solo desando buscar algo desde la esencia en este cuasi marchitado ser que , por
los pesos irrevocables de una sociedad insistente, va cediendo….va cediendo y
que, sin embargo, no llega a ceder del todo. Este ser, que insiste,
precisamente en eso, en ser. Transcurre
una noche, como lo hace otra. Buscando un remanso. Un brillo sincero que diga que
la esencia no se perdió. Que insista, que grite, que patalee sin dolor, que la
esencia no se perdió. Y alargamos las horas…tal vez refugiados en un vaso de
alcohol. Una cerveza que decimos consumir para alcanzar un grado de
conocimiento, un leve destello, que sonroje a quien mire, tal vez por la
estupidez, tal vez por el hecho de tratar asumir que, nada sigue estando donde
debiera estar, si es que acaso, hubiera un debiera, si es que acaso hubiese
algo más que justo este momento y la música que suena. Porque, lo cierto es,
que de un modo u otro, estableciendo el contexto que quisiéramos establecer, la
música seguirá insistiendo en ser prerrogativa incuestionable. Tal vez viene
del este, o quizás del oeste. ¿Mejor sería el sur? ¿O quizás el norte?, pero
las teclas siguen replicando sin conseguir ser más sinceras que la música que
suena, y mientras el tiempo hace un aparte, mientras la música suena, la vida
nos hace guiños y el reloj de arena paró su condena. Esa que taxativamente
muestra sus dientes a los bienintencionados oyentes que olvidaron vivir,
atrapados en el poso de la irrealidad social y sus redes que todo lo envenenan.
Muero por ser, una causa injusta que de su injusticia realce la belleza más
cruenta de unos fieles despojados del sentido adulterado de ser ocaso. Ocaso
que opaco dejó de brillar, ninguneado por los debieras y los deberías, y los
múltiples galimatías de una palabra emborronada por el lenguaje de lo
nefastamente correcto. Insistiendo en perder.
Brillan ojos joviales pidiendo
respuestas que ya no sé dar. ¿Cómo buscar un sentido cuando no lo entiendes? ¿Cómo
ser ejemplo de lo que se tiene que ser, si perdiste ese ejemplo, si
deconstruiste esa palabra? ¿Cómo hablarle, a esos ojos joviales que brillan, de
las contradicciones? De lo tristemente mortal que resulta asumir realidades
impuestas que no han sido sometidas a referéndum. Y en el crepitar de los años y
los quehaceres diarios uno se maravilla, en una pregunta, tal vez sin
respuesta, que la realidad irreal se dibuja, desdibujada, en una pregunta sin
respuesta. En una infinita amalgama de espirales sin respuestas…Respuestas que
esperan a nunca ser satisfechas. Respuestas contentas con el único hecho de ser
escuchadas. Y tal vez, puede que solo tal vez, esa sea la única respuesta. Y
dibujo un corazón congelado en las respuestas que no daré. Y pregunto a Papá
Noel, por cuántos segundos más, podremos seguir viviendo,
pseudosatisfactoriamente, sin respuesta. Y lo que Papá Noel me cuenta, es que el
olvido olvidó decírselo y que tal vez, y solo tal vez, será mejor, entre
vaivenes rusos de montañas mágicas, seguir, como agazapado, esperando esa
respuesta. Esa respuesta de la pregunta irreal acerca de la realidad que
susurra, tímidamente, que sin dolores, asuma, que no habrá respuesta…
Y en el camino, la vida, decidió
seguir….
Pd: olvidé el hecho de prometerme
abrirme para no ser leído, mientras corrijo detalles para publicarlo…¿habrá
cura para la irrealidad humana?
Pdd: el spotify, se empeña en
regalarme varios que ni dedicándole horas, pudiera conseguir mejorar…gracias
internet, vida y muerte, todo y nada, irrealidad real apenas contada.
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