lunes, 24 de diciembre de 2018

Irrealidades reales vs Realidades irreales...Buenas noches, Papá Noel


Entonces, como de repente, me pongo a escribir, sin importarme que sea muy tarde, sin importarme quién lo pueda leer. Y me pregunto, ¿por qué no escribir como si no fuese a ser leído? ¿Por qué no lo escribo sin miedo a autocensurarme?¿ Por qué no dejo de escribirlo como siempre escribo últimamente, pensando en el interlocutor, sino solo, y esta vez solo, para mí? ¿Por qué no lo escribo como un secreto de confesión? Algo que no pudiera dejar salir y que, sin embargo, lo voy dejando ¿Por qué no busco la libertad de escribir, unir letras bajo mis dedos, sin que el mundo se pare, sin que lo haga mi mente? Solo desando buscar algo desde la  esencia en este cuasi marchitado ser que , por los pesos irrevocables de una sociedad insistente, va cediendo….va cediendo y que, sin embargo, no llega a ceder del todo. Este ser, que insiste, precisamente  en eso, en ser. Transcurre una noche, como lo hace otra. Buscando un remanso. Un brillo sincero que diga que la esencia no se perdió. Que insista, que grite, que patalee sin dolor, que la esencia no se perdió. Y alargamos las horas…tal vez refugiados en un vaso de alcohol. Una cerveza que decimos consumir para alcanzar un grado de conocimiento, un leve destello, que sonroje a quien mire, tal vez por la estupidez, tal vez por el hecho de tratar asumir que, nada sigue estando donde debiera estar, si es que acaso, hubiera un debiera, si es que acaso hubiese algo más que justo este momento y la música que suena. Porque, lo cierto es, que de un modo u otro, estableciendo el contexto que quisiéramos establecer, la música seguirá insistiendo en ser prerrogativa incuestionable. Tal vez viene del este, o quizás del oeste. ¿Mejor sería el sur? ¿O quizás el norte?, pero las teclas siguen replicando sin conseguir ser más sinceras que la música que suena, y mientras el tiempo hace un aparte, mientras la música suena, la vida nos hace guiños y el reloj de arena paró su condena. Esa que taxativamente muestra sus dientes a los bienintencionados oyentes que olvidaron vivir, atrapados en el poso de la irrealidad social y sus redes que todo lo envenenan. Muero por ser, una causa injusta que de su injusticia realce la belleza más cruenta de unos fieles despojados del sentido adulterado de ser ocaso. Ocaso que opaco dejó de brillar, ninguneado por los debieras y los deberías, y los múltiples galimatías de una palabra emborronada por el lenguaje de lo nefastamente correcto. Insistiendo en perder.
Brillan ojos joviales pidiendo respuestas que ya no sé dar. ¿Cómo buscar un sentido cuando no lo entiendes? ¿Cómo ser ejemplo de lo que se tiene que ser, si perdiste ese ejemplo, si deconstruiste esa palabra? ¿Cómo hablarle, a esos ojos joviales que brillan, de las contradicciones? De lo tristemente mortal que resulta asumir realidades impuestas que no han sido sometidas a referéndum. Y en el crepitar de los años y los quehaceres diarios uno se maravilla, en una pregunta, tal vez sin respuesta, que la realidad irreal se dibuja, desdibujada, en una pregunta sin respuesta. En una infinita amalgama de espirales sin respuestas…Respuestas que esperan a nunca ser satisfechas. Respuestas contentas con el único hecho de ser escuchadas. Y tal vez, puede que solo tal vez, esa sea la única respuesta. Y dibujo un corazón congelado en las respuestas que no daré. Y pregunto a Papá Noel, por cuántos segundos más, podremos seguir viviendo, pseudosatisfactoriamente, sin respuesta. Y lo que Papá Noel me cuenta, es que el olvido olvidó decírselo y que tal vez, y solo tal vez, será mejor, entre vaivenes rusos de montañas mágicas, seguir, como agazapado, esperando esa respuesta. Esa respuesta de la pregunta irreal acerca de la realidad que susurra, tímidamente, que sin dolores, asuma, que no habrá respuesta…
Y en el camino, la vida, decidió seguir….

Pd: olvidé el hecho de prometerme abrirme para no ser leído, mientras corrijo detalles para publicarlo…¿habrá cura para la irrealidad humana?
Pdd: el spotify, se empeña en regalarme varios que ni dedicándole horas, pudiera conseguir mejorar…gracias internet, vida y muerte, todo y nada, irrealidad real apenas contada.

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