Nota: Escrita en Julio del 2005
Fluye algo de ese extraño
líquido que llevamos por dentro, dando vueltas en espiral y sin
centrarse en ninguna parte. Ninguna fijación, como la de mis
palabras, las que no tienen.
Converso con el hombre
que siempre va conmigo y le incito: “Ey pequeño!! Vamos a salir
del tedio. Escribe!! Haz de trabajar duro si quieres que esto sea
medio serio, pero el otro hace como que no escucha y trata de dormir.
Yo insisto una vez más, le apremio o le insulto y él me contesta
que no sabrá que escribir que a estas horas el hada que no existe se
murió y yo bromeo con sus chistes malos. Lo cierto es que él manda,
pero cuán equivocado está. Siempre yerra y yo lo sé, pero me
callo. No me queda otro remedio, no soy nadie si él no quiere, él
me saca de paseo y es entonces cuando tomo bocanadas de realidad, es
por ello que le incito a escribir, aunque entre nosotros, escribo
yo, no él. Es su mano la que se moviliza habilidosa. Nuestra mano.
Pero soy yo quien ocupa su mente, dueño de su cerebro trato de
aportar alguna idea con más o menos claridad y allá nos
entretenemos, más o menos, hasta que sus párpados comienzan a pesar
demasiado. Entonces ya ni me pregunta, yo, que a la vez le observo
prudente, me percato y me marcho silencioso. Y dejo descansar esa
pobre cabeza ajetreada para que recargue las energías necesarias
hasta la próxima salida del sol y entonces ya volveremos a
encontrarnos. Mientras, yo me escabullo por laberintos que él no
conoce y que nunca le podré contar.
Veo que ya comienzan a
pesar esos párpados...schhhhh...Un silencio
Grande tu prosa más poética, compadre... ¿dónde se quedaron esos aires líricos? No estaría de más alguna pincelada actual de este alter ego que nos has enseñado hoy... Anda y sácalo a pasear, a ver qué cuenta con la perspectiva de los años...
ResponderEliminarAbrazos!!!