domingo, 27 de diciembre de 2009

Septiembre 2005

Estos escritos que no tienen un final
esta desidia tan difícil de enmendar,
esta codicia que no lleva la razón,
estas caricias que no ven la luz del sol.

La luna ingrata que besa mis pasos
tenue reflejo engalanado con retazos,
de un qué hacer, de un renacer, de un qué dijiste
de una promesa esfumada en un despiste.

Preso de las agujas del reloj
entreveo a dioses que sin dudas
de saber que no era el hombre más veloz
que la ineveitable llegada de su locura

Poeta inconexo que entrelaza versos,
separados de la mano,
que se miran con descaro
cuando están los otros desatentos,
que se ruborizan si los pillan desde lejos.

Alma caducada, pinceladas lúgubres
de la condena de esta triste servidumbre
la aspereza de ver flaquear las fuerzas,
la dureza de no encontrar a quién entienda.

Pero todo pasó, fue sólo un mal sueño
fruto de palabras pronunciadas con recelo
escribo, dudo, sopeso, albergo,
serios recuerdos que me hicieron prisionero.

De estas posaderas tan mal mullidas
de esta comisura apuntalando bajo,
de estas esperanzas apuñaladas
por la sinrazón que define al ser humano.

Pero la razón no tiene compañera
cuando la locura detrás de la puerta asoma
las amigas de la decadencia prisioneras
fueron la mala fortuna, la pereza y la miseria.

Pero correrán a lomos de un caballo desbocado
nuevas ilusiones aún por ser curtidas
y sentirán el viento volando a su favor
y entonarán canciones y poemas de amor

domingo, 20 de diciembre de 2009

Sobre la Cumbre del Clima




Es realmente interesante lo que está ocurriendo en la cumbre del clima en Copenhague. Y antes de que me tachen de ingenuo, aclararé que no me refiero a lo que no sucede dentro, sino todo aquello que se va cociendo fuera. En la calle, a varios grados centígrados por debajo de cero. Los activistas, así los llaman en la prensa (en el mejor de los casos), empiezan a hacer ruido consiguiendo ganar más tiempo en los espacios de noticias una cumbre que por sí sola pasaría al más absoluto olvido hasta que los vistosos trajes de nuestros dirigentes se cubriesen de escarcha antes de entrar en los grandes, pero no lo suficiente, palacios de congreso desde donde soltar su morralla política de discurso barato, maniatado por las grandes empresas y tan capitalista, derrochador y globalizado como siempre.

No nos vale. Evidentemente no nos vale toda la hipocresía imperante en la cumbre. Toda la hipocresía de la mano de quienes precisamente nos han llevado hasta aquí. No hace tanto ruido la cumbre y en ella han de establecerse los cambios, que han de ser radicales, para que los efectos del actual cambio climático no sean tan sumamente demoledores, porque efectos y grandes tendrá. Pero hay gente.

Hay gente dispuesta a invertir tiempo, energía y dinero para que se nos haga escuchar. Esta gente, o muchos de ellos, llevan tiempo movilizándose por otras alternativas, y no precisamente las que conciernen al clima. Mucha de esta gente ha estado detrás de los movimientos antiglobalización de Seattle, Génova o Barcelona que a finales de los 90 y principios de esta década nos hacían ver que otro mundo es posible. Después se silenciaron sus voces, es fácil hacerlo si toda esta gente ,la grandísima mayoría pacífica, pierde a uno de los suyos ante la brutal represión policial de manos de aquéllos que les tienen mucho miedo como para dejarles abrir la boca. No podemos olvidar la víctima mortal de la manifestación de Génova, o tantas otras víctimas sometidas bajo el duro acero de las armas de los antidisturbios. De un modo u otro, la cosa parecía calmada en ese aspecto. Llega la crisis mundial y con ella renacen esperanzas en los que de siempre creemos que otro mundo es posible. Y con ellas nos ponemos a soñar que este sistema terroríficamente injusto y capitalista ha caído por su propio peso y que el cambio vendrá. De nuevo pecamos de ingenuo y ante nuestra pasividad pasan por delante más y más injusticias sin que el soñado fantasma del cambio aparezca a lo lejos. No. Nunca aparecerá sin acción. Nunca cambiará nada sin acción. Así que ahora resuenan de nuevo los tambores de guerra y es que es la misma lucha, la que encierra la batalla del clima y el cambio de sistema, porque ningún cambio real ante la perspectiva del cambio climático será real sin un cambio profundo de las bases económicas, políticos y sociales. El problema es que ellos lo saben y actúan como más les gusta, de modo preventivo. Previenen que las voces se alcen y peor aún, se expandan. Es fácil de hacerlo unas cuántas ostias a tiempo echan para atrás a casi cualquiera. Si alguien no me cree que se informe sobre la represión policial que se ejercita en estos días en los entornos de la cumbre en Copenhague. Y lo que vemos, no es más que la punta del Iceberg (nunca mejor dicho).

La cosa está jodida, no hay político suficientemente honrado y a la vez poderoso en este planeta como para tomar medidas reales para suavizar los efectos del cambio climático. Todos los hilos de nuestros políticos están movidos por los verdaderos amos de este mundo, los hombres detrás de la cortina. Y estos señores no se pueden permitir el lujo de cometer el error que sería escuchar a los muertos de hambre que hablan de justicia e igualdad, energías alternativas o menos consumo. Saben de sobra que si todo eso se llevase a cabo quizás su dominio se vería seriamente afectado. Vale, no hay nada que recriminarles, es su mundo lo que está en juego y no podemos volver a ser ingenuos y esperar que cedan sin más. Ellos son el enemigo y punto. No hay más punto de vista. Son el enemigo y hay que derrotarlo. A su favor todo el poder mundial. A nuestro favor la mayoría. El problema es que se encargaron de adormecernos con pan y circo (leáse fútbol y programas basura). Y lo consiguieron. A nuestro favor: estamos dormidos, no muertos.

Conforme vayan pasando los años y los pronósticos agoreros de aquéllos que fueron tachados de catastrofistas, no sólo se cumplan, sino que se superen, veremos más crispación y movimiento social. La revolución vendrá. Tiene que venir, no hay más alternativa. El dilema es ver cuándo llega, y lo que nos interesa a todos, incluso muy posiblemente a nuestros enemigos, es que sea lo antes posible. De lo contrario, será tarde.

Este discurso puede ser acusado con el dedo de demagógico y catastrofista. Lo sé. Pero es mi apuesta y creo tener mis fundamentos. Evidentemente hay tanto que no sé, pero tengo opinión, más o menos propia, y por ello la expreso. Se me podría acusar de hablar mucho y actuar poco, y en ese punto no tengo más remedio que admitir la crítica, pero nada es para siempre. Y el hecho de que no actué físicamente no quita que no pueda hacerlo mentalmente y si escribo, alguien lo lee y le da que pensar, quizás podamos ser dos más en la próxima cumbre.

sábado, 19 de diciembre de 2009

martes, 15 de diciembre de 2009

Vuelvo a imaginar que estoy despierto
y me muevo despacio..y respiro lento,
confundiendo las caricias con los besos...
esperando una oleada de aroma incierto
que me lleve a sentir por ti respeto,
vuelvo a imaginar que estoy despierto
y las palabras se las lleva el viento
y mi mundo ha muerto y por el navego.
Mentiras corazón con un cierto matiz...desilusión
con la perspectiva que roba la sinrazón
pernoctarán mis venas y rockandroll
de vuelta a vuelta piedra en el camino
y mi destino?? notas por buscar
aroma embrutecido de un pedante empedernido
¿dónde se desviará el camino?
sobredosis vital de alma caducada que aspirará al máximo la última calada
y después??

solo ganas de volver... y no poder

sábado, 5 de diciembre de 2009

Sobre el Cambio Climático- Parte I

Tan pronto como fue cogiendo fuerza la idea de la existencia de un cambio climático producido como consecuencia de un incremento de los gases de efecto invernadero, resultado de las actividades humanas, se fue sembrando y arraigando con mayor o menor éxito en determinados sectores, la idea acerca de lo ficticio de este anuncio científico-apocalíptico.

Durante años, estos sectores han podido alzar su bandera “no me creo lo del cambio climático” con tanta fuerza, que todas las voces que se alzaban con los avances en el estudio científico sobre causas y consecuencias del nuevo cambio climático planetario iban siendo acalladas tajantemente. Hasta el punto que las primeras voces que se alzaron allá como por finales de los 80 y sobre todo a principio de los 90, no fueron reconocidas por la propia comunidad científica globalmente, hasta el pasado 2007, cuando el IPCC (Panel Intergubernamental para el Cambio Climático de la ONU) reconoce en su informe del mismo año, que estamos ante un cambio climático provocado como consecuencia de las emisiones de gases de efecto invernadero producido por las actividades humanas. Tuvimos que esperar largo y tendido. Tanto como casi 20 años para que se reconocieran oficialmente, en tanto en cuanto más y más gases, con un ininterrumpible incremento anual, iban siendo emitidos a nuestra cada vez más cargada atmósfera. 20 años donde todas las medidas eran inexistentes o en el mejor de los casos extremadamente descafeinadas. Hoy siendo reconocido, son igualmente ineficaces las medidas adoptadas.

No son casuales estos 20 años de escepticismo, proveniente hasta de gran parte de la propia comunidad científica. Es cierto que la Ciencia opera de tal modo que requiere unos requisitos para sentar firmemente las primeras conjeturas, las primeras hipótesis. Es cierto que han de demostrarse feacientemente muchos y diversos aspectos, lo cual se complica extraordinariamente si hablamos de algo tan sumamente complejo como es el clima. Es cierto, sí, lo es. Pero también es cierto que la propia evidencia de los distintos aspectos implicados en el proceso es tan pesada que no hay que ser un Einstein para entender que algo si tendrá que ver. Pero si se trata de dejar de emitir los gases que emitimos, ay amigo!hay muchos bolsillos tejidos con la tela más preciada y poderosa que podrían verse seriamente afectados, y son muy celadores de sus bolsillos los propietarios de estos bolsillos.

Empecemos, para el que no lo sepa aún demasiado bien, recapitulando un poco qué es todo esto del incremento de los gases de efecto invernadero, el cambio climático, el derretimiento de los polos, el frío, el calor, el mar que sube, Londres que se ahoga , vinos en Dinamarca y to estas cosas raras que de tanto hablan y tan poco dicen.

Los gases de efecto invernadero son una serie de gases que en la atmósfera contribuyen al efecto invernadero. Hasta ahí, no creo que nadie se haya perdido.

El efecto invernadero es un fenómeno natural que ocurre en las capas bajas de la atmósfera y que contribuye a un incremento de la temperatura de la Tierra, de hecho, gracias a que existe, existe la vida tal y como la conocemos hoy, pues la temperatura media de la Tierra es de unos, aproximadamente 15ºC (y subiendo), mientras que sin él sería de aproximadamente unos -20ºC. Así que de momento: Graaaaacias Efecto Invernadero. ¿Por qué se produce este fenómeno de efecto invernadero? Fundamentalmente se debe a que la superficie de la Tierra al ser calentada continuamente por las radiaciones solares, como cuerpo calentado que es,devuelve este calor recibido, en forma de radiación infrarroja. Esta radiación devuelta escapa hacia la atmósfera, !!peeeero! Una parte de esta radiación es retenida por nuestros amigos-enemigos: Los gases de efecto invernadero . Estos gases (fundamentalmente CO2, CH4 y N2O, pero también Vapor de Agua y otros tantos) retienen, porque tienen esa propiedad; las radiaciones infrarrojas, y devuelven otra ve pa bajo este calorcito que había desechao la tierra, así que entre dame caló te devuelvo caló, aquí abajo estamos más calentito y tos contento. Graaaacias gases de efecto invernadero!!! ¿Dónde está entonces el problema? Bueno básicamente, el problema está en que el hombre ( y también la mujer) que es un tio mu listo ( y también mu lista) descubrieron allá como por mitad del siglo XVIII, que si le metíamos fuego a una serie de materiales, nos iban a dar un montón de calor que te cagas, y que si hacíamos unos cuantos inventos guapos para saber aprovechar ese calor, entonces, la íbamos a liar de pleno. Que podríamos mover todas las cosas y podríamos trabajar mucho menos porque todo lo íbamos a conseguir. Bueno y esto, más o menos, fue así. El problema surge cuando empezamos a quemar todos estos materiales que se queman, porque claro, nos va tan bien que no podemos parar de quemar, porque siempre encontraremos nuevas cosas que fabricar para seguir moviendo con las cosas estas que tenemos pá quemar. El problema es que todo lo que se quema produce por la definición más absoluta de la combustión, además de vapor de agua y energía en forma de calor, CO2...ay!! de este ya habíamos dicho que era un gas de esos de moda. Claro, el hombre (y también la mujer) que ya hemos dicho que son muy listos los dos, se las ingeniaron para poder conseguir un montón de energía que, a lo mejor no se dio cuenta, en última instancia salía de la Naturaleza, por mucho que se encargara de creer que había sido invento suyo, porque estos materiales que se queman y dan energías son combustibles fósiles que de un modo natural y muy pacientemente, incluso para la escala temporal de Mamá Tierra, se fueron creando. Esperando que cosas murieran y se enterraran, y se enterraran más e incrementara la presión y también la temperatura, mientras iba pasando el tiempo y enterrándose más. Se escondían. Quizás por alguna razón Mamá Tierra lo escondía, pero ya ha quedado demostrado que nunca fue nuestra madre suficientemente astuta como para ganar en picaresca con nosotros, menudos somos!! ( aunque quizás todavía tenga que decir ella la última palabra). Así que encontramos el apreciado escondite y lo apresamos, y lo preciamos. También hicimos guerra, nos dio tanto juego este juguete escondido como para escribir más de dos siglos de historia jugando sin parar con él.

Así que estos combustibles fósiles que eran una reserva natural de Carbono adquirida gracias a una dilatadisima cantidad de tiempo, fue dejando de serlo a un ritmo vertiginoso. De tal manera que hoy apenas existen estas reservas y resulta fácil deducir que lo que ha hecho el Ser Humano es cambiar de lugar la residencia del Carbono encerrado en las reservas de combustibles fósiles. Ahora moran en el cielo. Conviven con todo los que ya se encontraba por allá, contribuyendo también con ellos al efecto invernadero, y por tanto al incremento de la temperatura. Dijimos que estaba muy bien eso del efecto invernadero porque nos daba calor aquí abajo, y eso es cierto. Lo que también es cierto es que al incrementar los gases de la manera en que lo hacen también incrementa la temperatura, y con esto nace con la mayor de las virulencias una inagotable serie de efectos en cadena que acaban afectando al clima en su conjunto. Es por esto que se habla del Cambio Climático.