Lo cierto es que entre otras
muchas cosas el documental sirve para desmitificar, en cierto modo, el clima
irrespirable que supuestamente existía en aquellas semanas de las que, no en
vano, Lennon dijo alguna vez que fueron “seis
semanas infernales”. La idea del proyecto era pretenciosa, McCartney a falta de
manager tras la muerte de Epstein y con la necesidad de retomar el liderazgo de
una banda del que su auténtico líder parecía pasar, le llevaron a abrazar la
ambiciosa idea de grabar un disco en directo, pero con todo el proceso
completo, es decir, todo el proceso creativo, desde diferentes tomas a tiempo
real, para acabar culminando con un majestuoso concierto digamos, por ejemplo,
en el Coliseo de Roma. De ese modo, los Beatles, a final de su carrera, se
metieron en su propio Gran Hermano, pero claro, teniendo en cuenta que el buen
rollo no era el mejor hasta la fecha, la tensión en los estudios fríos de
Twickenham se masca en los primeros compases. La presión de componer y los egos
enfrentados de los Lennon, McCartney y Harrison de finales de los 60s hacían un
cóctel difícil de manejar. Esa extraña tensión creciente con Yoko como sombra
de un Lennon que siempre llega tarde, de un Harrison enfurruñado por no sentirse
tratado a la altura que se merece, de un McCartney con necesidad de controlarlo
todo y un Starr escudero, humilde y trabajador, acaban con el abandono de
Harrison. Una auténtica dimisión, un “dejo los Beatles”. Y sí, en ese sentido
el clima no era el mejor pero hasta ese momento el documental nos regala
algunas escenas en las que el buen rollo impera cuando la magia surge y esta
tiende a surgir cuando Lennon está de buenas porque él es pura magia así.
Brutal resulta también ver a McCartney sacando Get Back a partir de una
improvisación al bajo o Harrison contándoles a
Ringo y Paul cómo lo que ocurrió el día anterior en su casa le sirvió
para componer I me Mine.
Pero tras eso toca recomponer,
porque los Beatles se ahogan y no hay posibilidad de vuelta si no es con la de
George. Así que tras algún intento frustrado finalmente consiguen convencer al
más yogui de los Beatles y vuelven ahora por fin a los estudios de Abbey Road donde
a partir de ese momento todo cambia para bien. Empiezan a fluir los temas y el
atasco que no terminan de vencer llega con la aparición de uno de los dos más
conocidos “quintos Beatles”, Billie Preston, que al sentarse a su piano
eléctrico todo cobra otro sentido. Las canciones comienzan a encontrar por fin
el punto que les faltaba como le ocurre, sobre todo, a Dont Let Me Down. Son
días de buen rollo que el documental transmite a la perfección, días de muy
duro trabajo y quebraderos de cabeza también, pero en el que se ve al grupo más
influyente de la historia trazar sus últimos días. Al mismo tiempo se presentan
muchas canciones del Abbey Road que, aunque se publicara antes, se grabaría
después. Es por esto que ambos discos salen rejuvenecidos tras el visionado del
documental, especialmente Let It Be del que siempre se ha tratado como uno de
los mayores patitos feos del grupo. Sin embargo, el ser compuesto y grabado en
directo, bien en el estudio o bien en el emblemático concierto de la terraza,
hace que uno se reconcilie con él y se encuentre obligado a oírlo cuando, por
ejemplo, escribe estas líneas.
El documental de Jackson es
tremendamente recomendable en varias direcciones: 1) Es un material histórico y
solo con eso ya encuentra su importancia. 2) El trabajo técnico que hay detrás
es espectacular haciendo que en absoluto parezca que son imágenes de más de
medio siglo de antigüedad. Por otro lado, el montaje hace que, a pesar de ser
un formato tremendamente tedioso, se conciba de un modo ameno al hacerte
partícipe de lo que allí aconteció. 3) A los aficionados a la música nos pone
delante de cómo creaban el dúo más talentoso de todos los tiempos en materia
compositora. Resulta altamente interesante
los recovecos que encierran los procesos creativos y los paralelismos que uno
puede encontrar, salvando los años luz de distancia, en los que aplica en su
forma de componer. 4) Si eres amante de los Beatles te enamorarás por cada
pequeño detalle, te sentirás cómplice, sonreirás, recordarás y volverás a poner
a este grupo en el sitio más alto que le corresponde. Es una pena que a día de
hoy, a pesar de sus casi 25 millones de oyentes mensuales en Spotify, las
nuevas generaciones estén creciendo en el desconocimiento absoluto de su
existencia y mucho me temo que, por desgracia, no cambiará con la existencia de
este documental que no está hecho para el gran público.
Larga vida a John, Paul, George y
Ringo
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