domingo, 25 de agosto de 2019

Historias de frío con la calor (parte II)



Los que cumplimos años y por suerte aprendemos que conectarnos con la naturaleza es la mejor forma de pasar el tiempo vamos como yonquis buscando nuevas sensaciones, explorando nuevos parajes, formas y, en estos tiempos, buceando por la red en busca de información sobre remotos lugares que algún día puedan ser alcanzados. Los yonquis de la naturaleza descubrimos que, de entre todas las innumerables formas de consumo, pudiera ser que la alta montaña nos brinde las dosis más puras. Solo basta con llevarse lo preciso, una mochila, crema solar, gafas de sol, alguna cuerda por si acaso, o mejor un amigo que sepa manejar las cuerdas, algún crampón de forma excepcional por si acaso allá arriba hay que andar por nieve, en caso extremo, ya puestos, un piolet y, sobre todo, muchas ganas de aventura. 

Aunque nos definamos como yonquis estamos muy lejos de serlo, por desgracia. Tal vez por las circunstancias, por lo lejos que nos queda, por las responsabilidades diarias, el caso es que nuestras dosis, al menos en mi caso, tienen que esperar demasiado, por lo que, siendo así, no llego ni a principiante. Solo sé lo suficiente como para saber que engancha, por lo que el deseo de que llegue una nueva ocasión se va haciendo más fuerte y entre tanto vamos configurando en la mente nuevas futuras rutas, tal vez Pirineos, y quién sabe si no, algún día, por qué no, Los Alpes.

Y cosas así, supongo les pasa a muchos que, como yo, se van sintiendo indefectiblemente atraídos por el poder de la alta montaña y, por supuesto, nada de malo hay en ello. Pero como todo en esta vida, las cosas tendrán que tener una evolución natural, digo yo. No sé, se me antojaría extraño que me dé la fiebre tan fuerte de forma que coja todos mis recursos económicos y los que no tengo y ahorre para plantarme en un par de años en el pico más alto del mundo. Pero entiendo que algo muy parecido a esto sí debe sentir mucha gente en las últimas décadas y es que, el Everest, como todo el mundo sabe, se ha convertido en una suerte de feria. Supongo que, para los grandes alpinistas de siempre, los de verdad, se les antojará raro y les dará bastante rabia la prostitución de esta montaña sagrada porque, precisamente, lo que tiene de sagrado parece quedar a un margen. En el techo del Himalaya se rompen los récords de asistencia prácticamente a cada año, ya sabéis, cosas de ser casi 8mil millones de personas en el globo y la fuerza de Instagram. Pero lo cierto es que, a pesar de todo, no debe ser fácil. En primer lugar, entiendo que no está al alcance de cualquiera y no me vengo a referir aquí a la condición física, que también, sino a la económica. Parece ser que entre los permisos que concede Nepal y permanecer por allí campamento arriba, campamento abajo, seguros, sherpas y las cosas que necesites para ello durante tres meses, la cosa no suele bajar de los 35mil dólares. Aunque hay tarifas más lujosas, qué duda cabe, que hasta para subir al Everest siempre hubo clases. Cuentan que queda muy bien si eres un alto ejecutivo poner tu foto en el despacho cuando te reúnas con un cliente importante y demostrar de qué pasta estás hecho. Claro que la pasta de fuera no ofrece garantías de absoluta seguridad a casi 9000metros de altura, por eso, a día de hoy, cuentan que hay doscientos cadáveres hasta llegar arriba. No todos se ven, claro está, pero sí la mayoría, ya sabéis con el frío las bacterias, los hongos y demás amigos de la descomposición les da por trabajar poco y en su lugar un dulce rigor mortis se apodera de los músculos del fallecido que junto con el hielo inmortalizan la foto que nunca llegará a sus despachos pero probablemente sí lo haga al despacho de otros, porque muchos de estos sirven como hitos a los ascendentes, a modo de mojón de carretera. 

— Ey Paul, ahí está “el saludador”!!! Di Hi!!!!

— Lo veo Johnny, y mira, ese de más arriba es “el botas verdes”

—¿Nos hacemos unas fotos?

Aunque no creo que el personal esté para muchas fotos a esas alturas, a mí personalmente verme en esa situación me da bastante mal rollito. Supongo que no es cosa para pitorreos porque sin duda significa una señal clara de que podrías ser el próximo. La hipoxia suele camuflar a la hipotermia, ya que la falta de oxígeno a menudo va acompañada de alucinaciones o euforias. Es común que los que ascienden consideren que por los indicadores físicos que presenta el alpinista se les invite a no seguir intentándolo y que estos, por el subidón del edema cerebral reclinen el ofrecimiento. Y claro, en esas condiciones tan extremas la cosa no está para ponerse a discutir más de la cuenta. A partir del cuarto campamento base (7900metros) hasta la cima es un “sálvese quien pueda”. Se hace prácticamente imposible cargar con ningún cuerpo, por no hablar de esperar la llegada de algún helicóptero de rescate. Nada llega a esa altura. Por eso los cuerpos se acumulan en la subida, nadie puede ir a recogerlos y cargarlos, aunque exista incluso alguna empresa que se dedique a empujarlos ladera abajo para quitar el mal fario que dicen dan algunos de ellos.

El Himalaya está lleno de historias dantescas, terroríficas e incluso tragicómicas porque lo cierto es que, como no cabe duda, intentar hacer cumbre en el pico más alto del mundo supone todo un logro. Si en La Antártida comentaba el otro día que ninguna especie, salvo el pingüino emperador, lograba pasar el invierno, en el Everest ni siquiera esto. El riesgo de sufrir el famoso “mal de altura” por falta de oxígeno comienza a partir de los 2500 metros, sin embargo, existen poblaciones viviendo incluso a 5000 metros de altura. De ahí son los sherpas, cuya sangre ha metabolizado y sintetizado muchísima más cantidad de glóbulos rojos que ayude a transportar mejor el oxígeno ante tanta escasez. Por eso los sherpas viven ayudando a todo aventurero que se mete en dicho periplo. Con más de 150000 sherpas la región hace su agosto en las condiciones más invernales del globo, aunque eso sí, en invierno ni se intenta. 

Comencé a escribir la entrada con la idea de realizar cierta crítica a esas personas que intentan subir porque se ha convertido en algo realmente cool, pero, me cuesta no admirar el valor y la dureza de todo aquel que se atreva con semejante aventura. Aunque, ¿es valentía y valor o solo locura? Entiendo que no es lo mismo que lo intenten personas que antes que eso hicieron dosmiles, tresmiles, cuatro, cinco, seis e incluso sietemiles, antes de subir al Everest; y sospecho que esto debe de estar muy lejos de ser así. Entonces, creo que aquí radica un poco la crítica que debiéramos plantearnos, es ese creer que el dinero todo lo puede y que se pone por delante de la profesionalidad. Es el no aceptar un no por respuesta. Por otro lado, si tanto te gusta la montaña y ascender a lugares tan duros y remotos, ¿por qué no hacerlo en los vecinos, que son igual de duros pero no están tan absolutamente masificados? Y entonces, la respuesta, una vez más, evidencia lo ridículo de nuestra especie. La adicción no a lo bello en sí, a la pureza, sino al postureo, al estar en lo trending....y esto, acaba regalando al mundo escenas como las de este verano con colapsos de centenares de alpinistas antes de hacer cumbre.

Desde tierra, a nivel del mar, los tristes mortales conocedores de las mieles de la alta montaña, seguiremos bicheando pequeños proyectos para el próximo año que, a lo sumo, superen en un solo peldaño, a lo realizado el año anterior.

miércoles, 21 de agosto de 2019

Arde el planeta



Arde la Taiga en el mundo, más de 4´5 millones  de hectáreas(ha) avanzan sin control desde la Rusia Siberiana (Krasnoyarsk) hacia el noreste dirección Alaska. Alaska y su taiga también llevan lo suyo y ya este verano los incendios ahí superaron la extensión de los de California el año pasado. Pero, si esto no fuese suficiente, el Amazonas comienza a arder de forma descontrolada también.  Las imágenes por satélite detectan unos 73000 incendios activos en lo que va de año, lo que supone un 80% más respecto al año pasado. A Bolsonaro, le acusan de no estar haciendo nada al respecto.
Y ahora pongamos todos estos datos en cierto contexto. La Taiga es un bioma característico de las regiones circumpolares, limitada por la tundra al norte y la estepa al sur. Se extiende a lo largo de todo el planeta, Rusia, Alaska y Canadá, dominan en ella los bosques de coníferas, majestuosos viejos árboles rudos capaces de soportar las duras condiciones de los inviernos allí. Los bosques de gimnospermas que rodean el planeta en las altas latitudes del hemisferio norte(no se encuentran en el sur por no existir tierra suficiente para ello) suponen la mayor masa boscosa de nuestro planeta, por encima incluso del Amazonas, el otro gran pulmón. Pulmones. ¿Por qué? Esto es fácil y todos lo sabéis, pero lo explico igual. Árboles, reino vegetal, nutrición autótrofa, capturan CO2, parece que el exceso de CO2 es precisamente el problema que tenemos en este planeta cuando nos hablan de Cambio Climático, aunque bueno, siempre habrá negacionistas que lo sigan poniendo en duda para la crispación de nuestros nervios. Así pues, si las mayores masas de bosques del planeta disminuyen ostensiblemente la capacidad de captar dióxido de carbono, de forma paralela disminuirá también ésta. Pero no solo eso, en los incendios masivos, descontrolados y prolongados en el tiempo, se produce a su vez la emisión de CO2 a la atmósfera que es exactamente lo que ocurre cuando se produce la combustión de la materia orgánica. Entramos pues en un círculo vicioso que se retroalimenta. Pero los datos que nos van llegando comienzan a ser verdaderamente extremos y preocupantes. A modo de ejemplo esclarecedor, el escándalo que están suponiendo los incendios en Canarias alcanzan alrededor de unas 6000 ha. Mientras que la zona quemada en la taiga rusa han supuesto hasta la fecha un total de 4,5 millones de ha. Es decir, 750 veces superior. Considerando que la densidad de la biomasa en la taiga es muchísimo mayor es lógico pensar lo que puede suponer en términos de emisiones de CO2 a la atmósfera estos incendios que ya calculan que podrían seguir activos hasta febrero. Sí, he dicho bien, hasta febrero.
Mientras tanto, en la otra parte del mundo, el otro gran pulmón del planeta arde con la misma fuerza incontrolable. Un 80% más respecto al anterior. Mucho más que en cualquiera de los años registrados anteriormente, dejando a una lado algo tan absolutamente desolador como imaginar la cantidad de especies que el fuego arrasa a su paso en un lugar como la selva más grande del mundo, el caso omiso que parece que el presidente de Brasil hace ante esta catástrofe, los negacionistas parecen frotarse las manos mientras todo se destruye, mientras todo se acelera.
Cumplía cien años hace unos días el padre de la teoría de Gaia al que le dedicaba una entrada para la ocasión. Lovelock, en su teoría de Gaia plantea cómo la Tierra se comporta como un superorganismo  vivo que, como tal, tiene mecanismos de defensa, igual que los tienes tú para afrontar los ataques de determinados microorganismos combatiéndolos mediante mecanismos como la fiebre. Del mismo modo presenta nuestro planeta el efecto albedo producido por las grandes zonas blancas(polos) reflejando en la mayor medida posible la radiación recibida y, por tanto, enfriando; o mediante los océanos grandes sumideros de CO2, al igual que los grandes masas vegetales, representadas en primer lugar por la taiga y las selvas. Hoy, como ya vaticinó el centenario científico, los grandes mecanismos reguladores parecen estar en grave peligro, por lo cual todos los efectos, en gran parte camuflados, por el incremento del efecto invernadero se acelerarán. El famoso punto de no retorno. Lovelock y otros muchos científicos incluso pusieron fecha. Se habló del 2050, después del 40, últimamente del 35. Parece que pudiera ser que aún esté más cerca y, entre tanto, tú, con suerte, abrumado por la apocalipsis que pinto te agobies, normal. Después, dejarás de leer y a seguir sin hacer nada, igual que yo, ni más ni menos.
Puede que, ante este panorama, lo único verdaderamente sensato sea asumir y en parte, por qué no, desear la extinción de esta especie cancerosa que tan torpemente se consideró ser racional.

domingo, 18 de agosto de 2019

Historias de frío con la calor(parte I)



La Antártida, esa pequeña porción de tierra escondida del resto del globo, allá abajo, donde nadie la ve, con sus 13,7 millones de kilómetros cuadrados(unas 25 Españas) nada parece sobrevivir perennemente a sus inviernos. Nosotros, con nuestras historias de Amundsen y Scott, conseguimos crearnos un imaginario de tierra inhóspita, vacío, nada y grados bajo cero. Y además de eso, como el sitio era grande, y quizás el día de mañana, quién sabe si no sería buen lugar para explotar, aunque este Tratado del 59, que bien sabe a grano en el culo, nos lo impide ahora, pudiera ser que mañana no, y para ello hay que estar bien preparados. En sus puestos, para cuando den el pistoletazo de salidas y, para eso, lo mejor era construir bases. Bases veraniegas, que lo del invierno ya se sabe, o si nos ponemos muy atrevidos, tecnológicos y aventureros también permanentes, que seguro que para el día de mañana nos dejan todavía mejor situados si hay que repartirse el pastel. Las bases serán militares y científicas, y así no solo decimos que sea para posicionarnos bien. 
Muchos países quieren ese pastel y algunos lo quieren impugnar, pero el Tratado Antártico dijo que de eso nada, que no hay soberanía, al menos de momento. Aunque Argentina, que se siente cerca, tenga muchas ganas y necesidad de ello, por eso tuvieron a los primeros humanos nacidos en la Antártida(qué frío por dios) y tienen más bases que nadie. Claro que también está Chile que está al lado, y Estados Unidos, que bueno, son Estados Unidos y siempre tienen que tener la mejor parte del pastel. También Noruega que para eso llegaron al centro primero, y otros que andan cerquita como Nueva Zelanda o Suráfrica y otros que, siempre quieren la mejor parte del pastel, como Francia o Rusia. Pero,¿qué pastel? No sabemos muy bien, desde luego podríamos decir que agua dulce, aun en forma sólida, más del 70% de la que hay en el planeta se encuentra allí, normal, si la altura media congelada ronda los dos kilómetros, en una superficie equivalente a Europa occidental, claro está que ahí hay mucha agua, tanta como que si se descongelara el nivel del mar subiría 55 metros. Pero supongo que no es agua lo que se busca, aunque viendo el panorama futuro que tiene el agua potable disponible no es tan mala idea. 
Está claro que tampoco son resorts lo que se buscan, la gente prefiere, por lo general, sitios más cálidos, y aunque el cambio climático es una realidad imparable, no sé yo, está la cosa lejos aún. Árboles tampoco, bosques no hay ninguno, y recursos comestibles cárnicos solo se me ocurre alguna foca Leopardo que otee, aunque no sea un otárido(chiste taxonómico), a algún Emperador con su paso torpe acercarse a la costa. Pero claro, tampoco andaría(ni nadaría) la Leopardo por esos lares en el frío invierno. Y es que solo el Emperador, y la Emperadora, son los únicos valientes que podrían proveernos de alimento cárnico, grasiento pero cárnico, a nuestra especie durante los doce meses del año. El mayor de todos los pingüinos, y si se me permite el más espectacular y bello, se adentra a  decenas de kilómetros de la costa o incluso a algún centenar, estableciéndose en colonias. Allí las parejitas monógomas felices, se prometen amor eterno, la hembra invierte toda, o casi, su energía en construir el huevo mientras que, el invierno, al paso de un tiempo inexorable, va marcando grados bajo ceros en el calendario, así que toca relevarse, demasiado frío todo como para hacerlo solos, aunque seas una perfecta adaptación evolutiva a vivir en el lugar más gélido que se pudiese pensar. Toca cambiar el huevo, rápido y con precisión, nos ponemos frente a frente y aquí,bajo tu vientre, me refugio en la calidez de estas plumas tan bien tejidas, y esta capa de grasa. Nos vemos amor, volveré, o eso espero. EL viaje es largo, caminar bajo dos patas de pato y con este culo que me pesa, aunque pese menos ahora,no es tarea fácil, y menos por estas placas de hielo...aunque igual por las placas de hielo me puedo deslizar mejor. Me voy, tardo un mes en llegar a la costa, depende de cuánto se haya ido el hielo tierra adentro. Allí me pondré las botas un par de semanas, para  crear un buen almacenaje en forma de papilla a medio descomponer de peces varios que, con suerte, servirán a nuestro retoño a mi regreso. Reza al dios Pingu para que no me coja ninguna Leopardo por el camino y pueda sobrevivir al frío y nos vemos a la vuelta. Cuida bien de nuestro hijo mientras tanto, nacerá en mi ausencia y te dejará en los huesos, se llevará las pocas reservas que te van quedando. Pero antes de eso, pégate bien fuerte al resto de los machos de la colonia. Benditos padres sois, cuánto que aprender de vosotros los de la especie humana. Pegaros bien fuerte, decía, y no dejéis que nadie se quede fuera, que -70ºC son demasiado pocos, y con ventiscas de 170 km/h ya ni te cuento. Bueno, dame un piquito. Nos vemos. 
Y así los días se hacen tan cortos y tan fríos que nadie podría creer que mientras tanto aquí pasamos olas de calor, este mundo nuestro. Los pingüinos emperadores de las distintas 80 colonias censadas vía satélites en el 2012 van realizando una peregrinación parecida, en busca de alimento, en busca de alimentar a su cría, en busca de alimentar la especie. Para cuando vuelvan las hembras, varios miles de aves iguales y desesperadas son difíciles de distinguir a simple vista, hace falta algo más que un buen ojo selectivo. En la ecuación, se encargó la evolución de meter grandes diferencias de frecuencia en los sonidos, y un oído muy sensible para distinguirlo. Con suerte en algunas horas las primeras ovejas estarán con sus parejas. Otras, tardarán días, otras nunca se encontrarán, tal vez la Leopardo tuvo suerte, que también tiene que sobrevivir y alimentar a sus crías y seguir haciéndose un hueco en esto de perpetuar la especie. A nuestros amigos los emperadores, al fin y al cabo, en líneas generales, no parece irles tan mal, el censo vía satélite sorprendió a los más optimistas cuando pareció indicar que su población superaba el medio millón de individuos. Aún así,la evolución de esta especie totémica por su capacidad de enamorarnos y concienciar por su belleza, sigue siendo una incógnita en tanto en cuanto no se sabe con certeza de qué modo las consecuencias del cambio climático le harán pasar factura. Y en eso andan los científicos, algunos de esas bases, estudiando, midiendo, pesando, conjeturando, teorizando,haciendo ciencias, para darnos lo mejor de nuestra especie.
Y así, el frío sigue llegando a una Antártida tan inexplorable como atractiva. Tan fría como enigmática. Tan bella como sus Emperadores. Y nosotros, los tristes mortales, solo nos atrevemos a soñarla, leer de aquí y de allá, embebernos en imágenes, poner algo de música y escribir estas líneas.

jueves, 1 de agosto de 2019

Notas de viaje



Los viajes inspiran, qué duda cabe, uno va por ahí absorbiendo nuevas sensaciones y a veces encuentra un pequeño remanso pa dedicarle unas pequeñas líneas a lo que experimenta. Está bien porque de algún modo constancia de lo que se vive y de cómo se siente, más allá de lo meramente descriptivo. Por eso, recién aterrizado de un viaje, compilo los pequeños retazos  que han ido surgiendo sobre la marcha para darle una forma que no tienen pero, aún así, dejarlos todos bien juntitos a esperas de ver si hago a posteriori un cuaderno de viaje al uso narrando algunas de las experiencias vividas

Hace dos años justamente hablaba de no querer darle la razón, por una vez, a la frase de Sabina en Peces de Ciudad: "al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver" cuando a la vuelta de nuestro viaje por Portugal parábamos, 8 años después, en Lagoa de St André. Hoy, en cierto modo, se repite la historia. En esta ocasión no han pasado ocho, solo uno, desde que estableciéramos nuestro campamento base en un camping mágico cerca de Hervás para conocer una región no menos mágica. En esta ocasión cambia el destino y eso de llevar campamento base, la casa va a cuestas, pero la logística nos invitaba a parar, y con la parada el recuerdo intenso de lo poco que a estas alturas supone un año, convertido en decisión correcta al ver las caras iluminadas de los niños ante la sorpresa...durará poco la parada; la aventura continúa, pero qué poca razón parecía llevar Don Joaquín, aunque yo creyese siempre que la tenía.

                                                                                                                             23-07-2019


Ribadeo es frontera hermosa en forma de ría para darle a Galicia su lugar. Frontera, como todas inventadas, pero en este caso muy lógica y natural Nos esperan, poco después, catedrales en forma de playa, para la cual decidió nuestra especie hacerlo bien, a pesar de los engorros y pedir permiso y así hacer que las aglomeraciones tan propias de los nuestros sean algo menos aglomeraciones. Se ve una cola en el fondo y alguien me dice que es no es nada. Es raro, muy raro, tener que que pedir permiso para entrar en una playa y encima hacer cola, pero no seré yo el que diga que no sea necesario. Mas raro es si cabe que me hagan pagar y pague por cagar antes de entrar. Pero bendito baño. Recuerdo lo que nos chocó hace una treintena de años la misma idea en la capital francesa y cómo decidimos por entonces desecharla, pero hoy me vale para entrar con menos peso a las catedrales en forma de playa y de paso inspirarme para escribir estas líneas. Podría sentirme mal por tener al resto de la familia esperando por mí, pero más rato pasé ayer rellenando los informes para los permisos y estos están en mi correo

No entrarán sin mí....

...o al menos eso me decía en ese momento que escribía en el WC porque al final entraron. Se ve que se colaron, aun ellos sin saberlo. Me di cuenta cuando la chica de la escalera me pidió la credencial. Yo, que iba solo y descargado, y ellos que eran tres. Cuando me preguntó si solo le respondí que entendía que los otros tres se habían colado. Ella hizo mutis por el foro, gotita de sudor, sonrisa galega y a seguir.

Más abajo estaba la familia, con su primogénito encaramado, como le gusta en lo alto de algún pedrusco pizarroso o esquístico que pal caso viene a ser lo mismo, espero no encontrarme a geólogos exquisitos para recordarme que en realidad son gneis. El caso es que le hice saber a su madre que igual no debería subir y mientras empezábamos a discutir sobre si sí o si no, un señor, muy guarda él, nos pitó con el pito, como no podía ser de otra manera. 

Se ve que en la playa de las Catedrales no puedes hacer nada sin pedir permiso, ni sin toparte con una marabunta de personas que vienen a demostrar que lo de la restricción está muy bien, pero igual le tienen que poner otro nombre. Mientras mascullo en mi soliloquio interno sobre el asco que da nuestra especie acudiendo como moscas a la miel, la majestuosidad del paisaje va acallando mis voces y en esas tesituras, como de costumbre, me voy moviendo, al tiempo que nos alejamos y la dificultad de alguna nueva cueva me aleja por fin de la muchedumbre y entonces, definitivamente y sin paliativos, lo gozo. Qué mágico lugar. 

Ahora que estamos en tierras gallegas, al borde pero gallegas, por insistencia de los amigos y familiares que fueron antes a las Catedrales y nos presionan hasta la extorsión para no dejar de hacerlo, nos enfrentamos a la posibilidad de cambiar el rumbo del viaje y es que, deshacer lo ya andado en ruta furgonetara se me antoja, al menos a mi parecer, algo como que pá qué... así que, de un plumazo, borramos Gijón y Picos de las anotaciones imaginarias,no sin cierto pesar, y anotamos Santiago, el cual se acerca a estas horas a menos de 20kms y un futurible norte portugués que queda demasiado lejos y borrable a estas horas...veremos qué pasa

                                                                                                                                                 26-07-2019

Uno se pregunta si es viajero o turista y si acaso eso tiene sentido o importa. Algo se busca, algo se encuentra y algo se lee. Más o menos lo que la intuición nos hacía pensar que podían ser la diferencias por ahí se hallan. Y, honestamente, puede que tengamos aún mucho más de turistas que de viajeros, pero más de viajeros que ayer. En cualquier caso, es fácil descubrirnos un poco de cada parte. Somos turistas cuando ávidos buscamos información para llegar y devorar lugares. Puntos de interés. Quizás también seamos turistas cuando tenemos más necesidad de la cuenta de fotografiar los momentos o una atracción fatal por degustar platos ricos en buenos bares(bonitos y baratos). Pero tal vez seamos más viajeros cuando giramos el rumbo y nos levantamos sin nada decidido. Cuando renunciamos a un lugar "imposible de no visitar" por ahorrarnos aglomeraciones o cuando nos alejamos un poco de todo a oír el mar. Como este mar que ahora oigo que se ha cruzado en mi camino sin haberlo planeado y del cual aún desconozco el nombre y no tengo ningún interés en hacerlo. Lo oigo, me dejo calentar por el sol que lo calienta y me siento en las rocas que él, cuando está de malas, erosiona. Ahora me tumbo, me siguen llegando sonidos y olores. Aún siento que me encuentro a años luz de ser capaz de describir las sensaciones de los sonidos y los olores, tal vez el día que sienta que pueda hacerlo sea un buen escritor, mientras tanto lo único que acierto a decir es que no suena como nuestros mares del sur. Si de repente alguien, estando allí, me colocase aquí, creo que podría ser capaz de adivinar que estoy en mares de Galicia. Y qué sé yo de los mares de Galicia? Solo que tienen olores y sonidos diferente que no sé describir pero me embriagan y calman a partes iguales...
Seguiremos caminando

                                                                                                                                                    27-07-2019

Y decididos sacamos pecho orgullosos de nuestra tierra, al tiempo que en un alarde de honestidad admito la insuficiencia en su ciudad. Convencido argumento que el entorno es un paraíso; y lo es, pa qué engañarnos. Pero me pregunto si acaso no lo es Somiedo, Ubiñas, la Ría de Muros o la de Arousa... cuántos paraíso escondidos por el planeta que en un alarde de ignorante osadía obviamos como si no existieran. Ayer, otro patriótico de la tierra, viajado y osado ignorante como yo, me confesaba que después de todo lo vivido no ponía por delante ningún rincón del mundo que no fuera de esquina a esquina que abarca su ría de Muros y Noia, y yo lo entendía, porque así lo quiero entender, cuando me embriaga Bolonia de sol a sol con su luna incluida y vuelvo a casa exhausto y borracho de felicidad; o cuando un nuevo sendero se descubre pa ser explorado por algún recóndito nuevo rincón de mis Alcornocales...y puede que no lo cambie, pero cómo anteponer la belleza de nuestros paisajes a los de Pola de Somiedo, o a los del Parque Natural de Luna y Babia al norte de León. Viajar es toparnos de bruces con nuestra ignorancia para relativizar nuestro egocentrismo en forma de tierras prometidas y aspirar la belleza desbordante que regala cada rincón de este planeta inigualable que se empeña en recordarnos, grabarnos a fuego, que no tendremos nunca mejor cometido que luchar por no mandarlo a tomar por culo 
                                                                                                                                                    28-07-2019


Salimos de Portugal por los pueblos que nos desembocan en Badajoz, y los áridos campos, las ancianas en las puertas, los hombres en el bar,letrinas en vez de vaters, nos recuerdan el pasado de una infancia que hoy se ve ya tan lejos. Esa que retrató Serrat con su Pueblo Blanco, y me pregunto si a Serrat, el día que muera le harán el favor de enterrarlo en la ladera de un monte más alto que el horizonte entre la playa y el cielo. Y pienso cuánto dolería al pueblo la muerte de Serrat y si igual esta nos llevase a tiempos remotos en los que se miraba al futuro con sed de libertad e ilusión, dejando tiempos oscuros atrás. Se va mi mente a Serrat como si hablara de otra cosa que no fuera lo mismo que recordar la España que retrató, la España que fue que hoy se pinta de otra cosa, como el mundo en general, se pinta con menos matices. El precio de la globalización, tsunami que arrasa toda la diversidad histórica y cultural de los pueblos que se despoblan del Mediterráneo a Galicia, de Cádiz a Aragón y de las tribus que se extinguen o se prostituyen al auge del afán de la caza fotográfica. El precio de lo inevitable y nos ponemos bucólicos... pero no seré yo el que quiera "vivir colgado de un barranco y preguntarme por qué nace la gente si vivir o morir es indiferente"
                                                                                                                                                    30-07-2019