Al final uno se va a tener que
alegrar de la pitada del otro día, ya que nos sirve en bandeja una auténtica
radiografía de la opinión sobre distintas perspectivas filosóficas de nuestros
compatriotas puesto que, el que más el que menos, tiende en este caso a dar
rienda suelta a sus instintos más primarios(o sus irracionalidades más
impuestas)para pronunciarse y dar su visión detallada sobre lo que el caso le
merece. Así que le basta a uno con leer de aquí y de allá, de este hilo de
face, de estos comentarios de la noticia, para tratar de construir con el
mosaico la mejor de las encuestas de opinión político/social de cuántas se hayan
hecho, lo cual no quiere decir que nos guste el resultado, así pues: dime qué
opinas sobre las pitada al himno y te diré quién eres.
Lo que más me llama la atención,
lo confieso, es el odio que despierta en la parte de la sociedad que podríamos
considerar más conservadora, sean jóvenes o viejos, apolíticos o no, futboleros
y/o feriantes, tienden a unirles un amor exacerbado y, hasta ahora
aparentemente oculto, por nuestra madre patria y todo lo que a ella la define: himno,
bandera, pulserita y rey(el nuevo claro). Así pues, en nombre del respeto a
estos símbolos, suelen argumentar muy dignos, para acabar, en una mayoría de
los casos, vertiendo lindeces varias fruto del odio más visceral que emana de
sus entrañas entrando, inevitablemente, en aparente contradicción. Viene a ser
así “porque cuando se meten con mi bandera me están faltando el respeto. Lo
primero es el respeto, porque yo no voy a reírme a casa de estos hijos de puta
y blablablablartgrrhrhr(espumas varias por la boca)”.
Es obvio que el tema deambula en
sí mismo por la línea de la contradicción. Supongo que la contradicción es una
característica común al Homo Sapiens de poca sapiencia cuando tiende a
racionalizar, con la falta de práctica que le caracteriza, impulsos
irracionales. Así pues, está el segundo caso, los que pitaron y los que
disfrutaron enormemente con los mismos(llámese, digamos, Arthur Mas). Debatía
ayer con un amigo muy politizado (en el buen sentido) e independentista que
venía a definirlo, más o menos, como un
acto de “identidad y voluntad de los pueblos contra la España borbónica”. Ese
extremo, que pudiese contener una fracción de realidad, me parece a grandes
rasgos una falacia. No destruye el pueblo la hegemonía del régimen al que
supuestamente critica sumergiéndose enteramente en el mismo. Por más que lo
intento no puedo dejar de ver un acto bastante contradictorio y en cierta
medida hipócrita reivindicar con pitos una supuesta voluntad que deja de tener
sentido, bajo mi punto de vista, cuando, con pitos o sin ellos, celebras, te
emocionas, lloras, viajas, y te gastas una pasta para vivir, sumergido
enteramente, la final de una competición que teóricamente representa algo que
rechazas enérgicamente…lo siento, pero no lo entiendo. Podría, quizás, llegar a
entenderlo en tanto en cuanto partiéramos de la base de asumir que este acto
tiene bastante más de fachada, en esta sociedad del postureo, que de
reivindicación cierta y comprometida. Sea como fuere, para mí, prima muy por
delante, en este caso, la libertad de expresión al respeto. De hecho en esa
cascada de locuras que ya he comentado que viene a leer uno respecto a este
tema se indignaba un padre diciendo que en un partido de fútbol de barrio,
insultaban “aficionados” del otro equipo a su hijo menor de edad…¿qué pasa con
la libertad de expresión?? –se pregunta-
Tratar de pensar que son casos similares se me antoja motivo suficiente
como para dejar de debatir sobre el asunto…La gente, en este aspecto, tiende a
desempolvar las armas de la demagogia y la calumnia con una facilidad nunca
vista anteriormente.
Luego están esos adorables seres,
esos cínicos en potencia, que aun siendo minoría, parecen que van en tímido
aumento. Este grupo social que se ríe y se caga en lo políticamente correcto y
que parece hacer una oda a lo irreverente, justifican esto y mucho más. Más
como amor por lo políticamente incorrecto que por el derecho a la libertad de expresión. Realmente no puedo
evitar sentirme en cierta sintonía con ellos, pero, desgraciadamente por mi
parte, aún conservo cierto atisbo de políticamente correcto y considero que
ciertos decoros ayudan a la convivencia. Personalmente opino que, manga ancha,
libertad de expresión, pero respeto y educación se antojan necesarias. El
problema es que el respeto no se puede exigir. El problema es que no se puede
culpar a la parte que pita exclusivamente al tiempo que se obvia el odio que
durante años los medios más afines a la derecha llevan alimentando desde sus
distintos palcos. Odio puro vienen sembrando contra todo lo que no es ellos. Personas
de la calaña de Federico Jimenez de los Santos, o los distintos tertulianos que
toman la palabra en programas característicos de la TDTparty. Demasiado
obsceno, demasiado ruindad, demasiada mezquindad que crea opinión, a partir de
la desinformación, que crea opinión alimentando, con mentiras, el odio.¿Y
entonces qué pasa? Ahí no hablamos de poner límites a la libertad de expresión,
verdad?
Millones de españoles
indignadísimos poniendo sus neuronas a trabajar para llenar los hilos y los
post a este respecto, cargados de una indignación que ni se intuyó cuando veían
a sus amigos, familiares o a ellos mismos víctimas del paro, la precariedad y/o
el exilio. ¿Hipocresía pura o ceguera fruto de una ignorancia terminal?
Se exige respeto al tiempo que
señores con programas líderes de audiencia en mi comarca se permiten el lujo de
decir por las redes sociales que los que pitan son unos hijos de puta y que se
caga en sus banderas…
España del ojo por ojo
Se vuelve a aprovechar el tema para llenarlo todo y así
no hablar, por ejemplo, de los acuerdos que firman PPSOE para meternos, ahora
sí y hasta dentro, el TTIP
España de Pandereta, postureo, y
ahora pitos y silbatos, creo que ya dejaste de sorprenderme
Y yastá? España, el país de los reinos y califatos, las banderas y la esclavitud libre, del euro y sin un duro, de amor y viceversa...
ResponderEliminarRespeto? Cual de ellos? El del miedo o el del honor?
Que piten lo que quieran pero pa pito pito, el mío.
Yu nou güot ay min?