viernes, 29 de agosto de 2014

Gini


A menudo olvidamos en qué punto estamos. De alguna manera los que se libran prefieren mirar hacia otro lado: “ Virgencita, virgencita que me quede como estoy”, al tiempo que ignoran su propia realidad -moral del esclavo-. Considéranse, muchos de ellos, garantes del esfuerzo y dedicación de alta calidad, con la que adquirieron sus dotes competitivas y de alta productividad que garantizan, cómo no, el éxito empresarial. A veces no aciertan a entender por qué tan pocos beneficios alcanzan que se traduzcan en una mayor calidad de vida. A veces no aciertan a entender por qué siguen saltando de trabajo precario en trabajo precario, a pesar de que sus jefes, comprensivos y campechanos ellos, muestran su cariño con suaves golpecitos en la espalda. Ya casi cumplen estos adalides de la formación y la competitividad 30 años y apenas les alcanza para ser independientes. En el fondo, aunque les cuesta admitirlo, creen que son un poco culpables de su situación. Tal vez su formación y competitividad aún tiene mucho que aprender. Porque, si algo está claro, es que ese mantra NUNCA puede fallar: formación más competitividad es igual a éxito asegurado… Si no tienes suerte, tú te lo has buscado.
Pobres españoles. Desgraciados incompetentes donde los haya. Solo nuestros jóvenes suman el 25% del paro de la zona euro. Por fortuna, siempre conseguimos arreglárnosla para estar a la cabeza de algo. Tenemos lo que nos merecemos, supongo. O suponen estas personas, en las que el mantra es el dogma que mueve los hilos del mercado. Ese dogma de fe tan parecido, por otro lado, a las otras fórmulas repetidas y es que, si algo aprendieron hace ya tiempo estos señores encargados de crear la cultura dominante, repetir mentiras hasta la saciedad las acaban convirtiendo en verdad. Otras fórmulas repetidas, decía, como las de la austeridad, o el dedo acusador que nos auto infligimos al señalarnos como únicos responsables de nuestra suerte por, ya nos valió, haber vivido por encima de nuestras posibilidades. Pero qué desgraciados y miserables que somos.
Así que, siendo responsables de su suerte, solo nos cabe mirar hacia otro lado, no vaya a ser que por mirar de reojo me contagien su mala suerte y vaya de cabeza, yo también, al paro. Desde luego, no cabe duda, la culpa de todo la tiene Podemos. ¿Renta básica? Si las personas no quieren trabajar con ayudas de 400 euros. ¿¿Si le damos una renta básica?? Qué desastre!!! ¿¿Auditoría de la deuda?? Pero qué se habrán creído: “Un Lannister siempre paga sus deudas”; y es que, por lo que se ve, debemos de tener mucho de Lannister. Es esa moral del esclavo la que hace que nuestro reflejo en el espejo se torne aristocrático en lugar de atender la podredumbre que emana de nuestra ética. A veces, estos Lannisters, por ejemplo olvidan que un Lannister de verdad pone en depósito de, digamos, un millón de euros con beneficios al 4% y adquiere 40000 euros de ganancia al cabo de un año; al tiempo que él, que no tiene el millón de euros, pide un préstamo, tal vez hipotecario, para lo que tendrá que pagar unos intereses que, de algún modo, son los que sirven para pagar al rico su ganancia…Moral del esclavo, vuelve otra vez. Pasan los días y el individualismo lejos de extinguirse, en una parte de la población sigue creciendo. Sigue creciendo el individualismo en tanto en cuanto en este país crece la desigualdad. La desigualdad es la fuente, el origen  de todos los males que pueda acusar una sociedad. Existen estudios que demuestran de qué manera en los países donde la desigualdad es mayor los índices de asesinatos, abuso de drogas, enfermedades mentales, encarcelamiento, diabetes, etc., son mayores, mientras que, al contrario; en los países donde existe una mayor igualdad, estos son menores. España, por desgracia, desde que entró en esto que llaman crisis, ve cómo se aceleran las desigualdades haciendo que la brecha entre los distintos estratos sociales se incremente. Esto, lejos de hacernos llamar la atención y sumar esfuerzos para evitarlo, hace que se retroalimente más, entrando en un círculo vicioso del que sabemos cuándo entramos pero, difícilmente sabremos cómo salir.

¿Nota de esperanza? Sin duda, la pedagogía que cientos de miles de personas en este país ejercen al indignarse y servir de amplificador a todo tipo de problemas de diversa índole frente a las injusticias derivadas de nuestro “modelo de desarrollo”.  Del resultado de la lucha entre ambas fuerzas dependerá el porvenir de las futuras generaciones.

¿Qué camino tomas?

martes, 12 de agosto de 2014

No estamos Locos



Si hay algo que también conlleva mi participación en Podemos es una drástica disminución en mi tiempo disponible para tareas cotidianas tan elementales y reconfortantes como la lectura o la escritura. Habiendo acabado de finiquitar el último libro del “Tito Guayo”, trato de buscar inspiración en la madrugada y en sus últimas páginas para matar dos pájaros de un tiro.
Nos habla Wyoming en su libro “No estamos Locos” de nuestros orígenes y de cómo de aquellos polvos estos lodos… Poco nuevo aporta al que ya tiene una edad y, aunque sea “un poquillo”, ha leído sobre su historia pero, no obstante, a veces tengo la sensación de que con esta inconmensurable labor que estamos ejecutando los que creemos en Podemos a veces pareciera que olvidamos el motivo que nos trajo hasta aquí. Es cierto, lo sabemos, pero tan implicados estamos que pareciera que se nos pasara de largo lo sumamente egoístas y ladrones que son los dueños de este cotarro. No pretendo reproducir aquí un resumen del libro ni nada por el estilo, solo hacer hincapié en la importancia de no dejarnos llevar demasiado por nuestras diferencias. De no olvidarnos que el enemigo verdadero que está frente a nosotros tiene casi todo a su favor, excepto una cosa, a nosotr@s.
Nosotras y nosotros nos movemos por el indestructible convencimiento de que otro mundo es posible. De que la fuerza de una ciudadanía que vele por la democracia, la justicia y la igualdad será capaz de hacer morder el polvo a tanto poderoso “vendepatrias” como hay suelto en nuestro país. Si nos detenemos a analizar la última afirmación sería fácil encontrar multitud de matices que desembocaran en un productivo debate de fondo sobre hasta qué punto pudiera tan solo por sí mismo el poder electoral vencer al poder en sí mismo. Cierto. Pero no es menos cierto que los pasos tienen que ir dándose uno detrás de otro. No debemos construir la casa por el tejado y esto, en sí mismo, también implica infinidad de matices. Sea como fuere aún hay algo que conservo a fuego en mi retina y no es otra cosa que una conversación con mi amiga Laura pocos días antes de tener nuestra primera reunión como protocírculo Podemos Campo de Gibraltar (o como quiera llamarse). Hablando de todas estas cosas le decía: “Laura, si hay una cosa que me motiva de Podemos es que creo que es una oportunidad fantástica de crear tejido social”. Hoy, seis meses después, veo como desde Algeciras siguen acudiendo un centenar de personas a las asambleas y más de medio centenar se organiza por grupos de trabajo y da su tiempo, su dedicación, su talento y sus esfuerzos de forma totalmente altruista para conseguir eso: un mundo más justo. Veo como este mismo fenómeno se reproduce a lo largo y ancho de todo el país al tiempo que me doy cuenta de cuál realmente grande es este territorio que llamamos España. Por supuesto que a menudo hay disputa y personas de dudosa calidad moral o cuyos intereses pueden levantar sospechas. También hay grandes personas que simplemente no conectan con otras igualmente grandes por unos u otros motivos. Nadie dijo que fuera fácil, pero es ilusionante. Es ilusionante descubrir como en este mundo esquilmado por los poderes fácticos  la ciudadanía es capaz de organizarse persiguiendo una meta en común. Una meta en común donde todos tenemos cabida. Donde las diferentes ideas e ideologías encuentran un sitio para poder ser debatidas. Donde la hermandad y la amistad florecen tras cada asamblea, reunión o cerveza en los bares. Donde las horas invertidas se cobran por el mero hecho de sentirnos vivos, útiles y acompañados. Por todo ello y por mucho más uno disipa sus dudas radicalmente cuando el agotamiento asoma a la puerta. No estamos solos. Somos legión. La conciencia de clase vuelve a surgir y tenemos la obligación de seguir contagiándola. Si el Orden Mundial se ha encargado de un largo e inexorable proceso de “estupidización”, nosotros tenemos las armas para hacer que la sociedad desande el camino recorrido.
Hay que aprender a desaprender.

Pd: el libro del señor Wyoming , que fue escrito antes de la presentación de Podemos, concluye de la misma forma a la que me veo obligado a concluir esta entrada que, aunque pobre y simplista, me ayuda a elevar mis niveles de ilusión al tiempo que desempolvar este blog semioxidado: UNÍOS