Hace un poquito menos de dos
años, un sábado por la mañana creo,
andaba pegado a la Tablet viendo cómo se iba desarrollando aquel acto con el
que daba el pistoletazo de salida oficial ese proyecto tan ilusionante,
atrevido y regenerador que decidió llamarse Podemos. Allí estaba yo, como uno más
de tantos de esos indignados/hastiados de los engaños del sistema, dejándome
seducir, y leyendo, y opinando y aquel runrún de la palabra empoderar me llevó
a tomar la iniciativa abriendo una simple página de Facebook por si, de algún
modo u otro, acababa desembocando en uno de esos famosos círculos que nos
vendían desde Madrid. Así que me tocó a mí, igual que podría haber sido
cualquier otro, y enseguida descubrí que la llamada iba tocando cerebros y
corazones que mandaban mensajitos a ese espacio virtual del Campo de Gibraltar.
Y dejando pasar un tiempo prudencial nos reunimos, y poco a poco fuimos
avanzando sin saber muy bien qué hacer, pero conociéndonos, formándonos y
desbordados de ilusión. Tuvimos el acierto de llevar para adelante un acto de
campaña y nos trajimos a Iñigo,a Pablito y a la más grande:nuestra Tere. Y
llegó aquella noche del 25 de Mayo en la que se durmió tan poco. Y pasamos de
ser invisibles a ser frikies, bolivarianos, terroristas y hasta iraníes.
En lo personal me llegó una
propuesta de responsabilidad desde Madrid que me obligaba a dar un pequeño
salto de esos que dan algo de vértigo. Las circunstancias obligaban a decir que
sí y viví una experiencia que, a pesar de todos los pesares, me brindó el lujo
de conocer a titanes de todo el estado, siendo el denominador común, en todos
ellos, el compromiso, la responsabilidad, la sensibilidad ante las injusticias
y una urgente necesidad de cambiar las cosas. Hoy muchos son cabezas de lista
en sus comunidades autónomas, diputados, o presidentes mañana. Pero no todo fue
un camino de rosas porque las cosas complejas resultan complejas, es lo que
tiene, y las prisas obligadas no vienen a poner las cosas más fáciles. Así que
no llovió a gusto de todos en Vistalegre, y muchos sentimos que perdimos parte
de nuestra esencia. Desde dentro sentir que un tren descarrilaba y desde fuera
ataques que crecían, se recrudecían e inoculaban el miedo en gran parte de la
población. Momento perfecto para darle alas a otro partido que se venda como
nuevo pero no nos den tanto miedo. Parece que todo nuestro fuelle se paró en
seco…solo que cuando estás hecho de la ilusión de la gente normal dispuesta a
cambiar las cosas las posibilidades de derrota se reducen a cero.
Siguió pasando el tiempo y en un
2015 frenético y bipolar, tomé la decisión de alejarme un par de filas para
elegir familia, aunque tal cosa no significó nunca no estar. Este momento
histórico con el que tanto hemos soñado tiene que ser y toca estar. Pasaron las
municipales y llenamos con alcaldes de la dignidad las principales plazas, pero
algunos desajustes veraniegos volvieron a sembrar dudas. No parecía que tuviésemos
posibilidades reales. El PP se asentaba y vendía muy bien su discurso de la
recuperación(al que lo quisiera comprar). Ciudadanos sin despeinarse seguía en
ascenso meteórico lastrando el nuestro…
…parecía, parecía, parecía.
Parecía, pero todo el miedo
sembrado, todas las dudas, todos los todos se disipan en la campaña cuando la
gente vende ilusión. Ilusión real. El entusiasmo no se crea artificialmente y
la bola de nieve que puso patas arriba el tablero político en aquel mayo del
2014, comenzó a crecer de nuevo hace dos semanas. Primero, tímidamente, más
tarde descontroladamente y vuelvo a recibir mensajes de amigos que parecían
tener claro que su voto iba para Rivera pero que ahora dudan, que me piden que
trate de convencerlos.
No sé qué pasará mañana y, en el
mejor de los escenarios posibles, esto no habría hecho más que empezar. Sin
embargo, llevamos dos años de experiencias, de amistades, de disgustos también,
de aprendizajes, de reflexiones, pero sobre todo de ilusiones. Porque mañana es
el día para el que hemos nacido. Disfrutemos, es lo que toca