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Venezuela, ay!! Venezuela!! Ese país
caribeño que suena tan cerca, aunque esté tan lejos. Limítrofe con
Colombia, Brasil y la Guayana, ostenta petróleo y es dirigido por el
régimen chavista de Maduro que siguió a Chávez tras su muerte.
Mulatos, blancos, mestizos, negros. Violencia en sus calles y seguro,
qué duda cabe, muchas cámaras de televisión. O tal vez, no son
tantas pero las imágenes tomadas, en cualquier caso ,tienen una gran
difusión. Especialmente aquí, en España. A decir verdad, confieso
que apenas recuerdo oír hablar de Venezuela en los informativos en
mi infancia. Entonces es verdad que se hablaba mucho de la URRS(mi
más tierna infancia) y el tío de la mancha. Después se hablaba
mucho de Cuba y el tío del puro. Siempre se habló mucho de los
buenos: EEUU, Francia, Alemania, Inglaterra o Italia. Al menos, algo
así recuerdo. Incluso de Jamaica, Japón, Brasil, Irak o Sudafrica
se hablaba más. Ahora no. Ahora se habla de Venezuela. Venezuela
mola!!! O tal vez no, pero está de moda. A veces, uno tiene la
sensación que incluso se hablara más de lo mal que están allí las
cosas de lo que lo están aquí, pero es que claro, aquí las cosas
no están tan mal. ¿Dónde va a parar?¿ Y por qué están tan mal
allí las cosas? Esto es un misterio, o tal vez no, tal vez la culpa
es del comunismo dictatorial de los que la dirigen a sangre y fuego,
ahora uno, antes otro, pero pal caso, lo mismo da que da lo mismo.
Pero qué malos que son(que es y que era). Llegados a este punto a
algunos les da por pensar que en el mundo hay muchos países y que
por desgracia hay muchos que también están muy mal(hay quien se
atreve a pensar que incluso peor) por lo que sorprende que a muchos
ni se les nombre. Tal vez haya una explicación. Hay quien piensa,
aunque tal vez sean malpensados, que se habla tanto porque hay un
partido político aquí en España, que antes no existía y ahora
amenaza con ganar, en el que algunos de sus líderes en tiempos
pasados mostraron ciertas simpatías hacia algunas de las cosas que
se hacían allá. Entonces, razonan estos, al decir lo mal, mal y muy
mal que están las cosas allí, aquellos que tienen pensado votarles
igual por miedo y esas cosas dicen aquello de: “virgencita,
virgencita que me quede como estoy” y no les votan. Hay también
quien piensa que pensar así es un poco rebuscado.
Pues eso, pasan los días y los
telediarios monopolizan sus informativos con Venezuela a la cual,
dicho sea de paso, se la tacha, sin pestañear de régimen
dictatorial, aunque ningún organismo oficial internacional lo haga
de ese modo. Lo cierto es que ellos pretenden crear una asociación
directa entre Podemos y la Venezuela chavista y en gran medida, qué
duda cabe, lo han conseguido. Es absurdo tener que señalar defectos
de tu partido rival viajando a miles de kilómetros de distancia, en
lugar de centrarse en las propuestas que estos proponen, por lo que
resulta obvio que a los dirigentes de Podemos no les acomoda nada
tener que debatir en estos términos. Como dijera Laclau: “no
pienses en un elefante” y va y piensas…y algo parecido quieren
evitar ellos: “ no pienses en Venezuela…” y todos nos asocian.
Afortunadamente, yo no tengo tanta responsabilidad y eso me permite
hablar con más libertad. Resulta evidente que el trato que se está
haciendo en los medios, como dijera un amigo el otro día: “(…)está
a caballo entre lo cómico, lo repulsivo y lo absurdo”, por lo que
ceder a su lógica y contrarrestar para tumbar sus argumentos por los
cuales venden a Venezuela como un infierno en la tierra es, de
entrada, entrar en su juego y perder. Pero hoy, voy a perder.
Tal vez Venezuela no sea el mejor país
del mundo, pero a buen seguro no es ni de lejos el peor. Tratar de
comparar y equiparar la situación socioeconómico, histórico y
cultural de ellos con la nuestra raya el esperpento y es una atentado
contra nuestra inteligencia. A menudo, utilizan como argumento los
índices de violencia tan altos del país, y por desgracia, esto es
cierto. Igual que ocurre en la práctica totalidad de los países
centroamericanos y al igual que ocurría muchos años antes de la
llegada del régimen de Chávez. Argumentan, del mismo modo, los
índices de pobreza que sufre el país y esto, también del mismo
modo, a pesar de tener gran parte de cierto, sigue siendo una falacia
que se atribuya a dicho régimen ya que estos índices más bien han
venido bajando desde la llegada del mismo y están muy por debajo de
muchos otros de sus países vecinos. Algo parecido ocurre con las
tasas de analfabetismo, etc. No se trata de esgrimir un: “o estás
conmigo o contra mí” puedes perfectamente estar en contra de
muchas de las cosas que se hacen en Venezuela pero no por ello
consentir ser inoculado por el virus del odio ciego hacia la que
pretenden considerar como la región más hostil del planeta.
Comprender la realidad de Venezuela pasa, como con todo, por una
infinidad de aristas de profunda y compleja comprensión, pero a buen
seguro, tirando un poco de sentido común, es imposible aceptar que
las molestias que se toman los grandes medios en denostar la imagen
del país sudamericano responda a un espíritu democrático
insaciable de estos. Es imposible aceptarlo porque de tal modo no
tendríamos a reyes, ex-reyes, presidentes, expresidentes, ministros
y exministros coqueteando con jeques árabes y otros tantos
dictadores denunciados por activa y por pasiva por múltiples
organismos por pisotear sistemáticamente los derechos humanos.
Entonces, la ética y la democracia ya no es tan importante. Quizás
haya quien piense que la explicación tiene más que ver con el hecho
de que Venezuela no quiera repartir el pastel con las empresas dueñas
del mundo.
“Empresas dueñas del mundo” usar
este concepto lleva a menudo a muchos a tildar de conspiranoico a
quien lo utiliza. Pero, aunque la conspiranoya a veces pueda alcanzar
niveles estratosféricos y perder la verdad que pudiera tener, es
obvio que hay grandes intereses que planifican y rigen los contenidos
de los medios, las estrategias, los intentos de golpes de estado,
colocar a gobiernos afines tras derribar a otros, las puertas
giratorias, las guerras(las de la sangre en el terreno y las frías
mediáticas que inventan toda suerte de enemigos y demonios). Estos
son hechos históricos contrastables que entre otras cosas, fueron el
himno diario de los países sudamericanos exprimidos bajo el expolio
de la Banana Fruit Company durante el pasado siglo. Así, en gran
parte, se hizo hegemónica EEUU y su cultura y aquellos que osaran a
plantar cara y hacer de su país un pueblo soberano que velase por
sus intereses en lugar de los extranjeros serían perseguidos
internacionalmente, pacientemente, en una tarea continua e incesante,
mediante miles de prácticas diversas para conseguir hacerles cambiar
de rumbo. Esa es la historia. La historia está escrita, aunque se
empeñe en escribirla en gran parte los que ganan, siempre hay
testigos que lo vieron y lo recuerdan y se empeñan en hacer que no
se olvide. Que no se olvide la historia, porque como muchos dicen, si
tal cosa ocurre, estamos condenado a repetirla. También hay quien
dice que la historia es nuestra y la hacen los pueblos
Venezuela, ay!!! Venezuela
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