Tal vez a uno se le ensucie la
mente cuando ésta está demasiado tiempo pensando en política, pero me prometo
que es la penúltima y nos vamos. Ayer noche en el Objetivo de Ana Pastor se
metían a casi fondo en la cuestión de los indultos. Todos los ciudadanos con la
sensibilidad a flor de piel hemos oído algún caso que otro de esos que hacen
que nos chirríen los oídos y de paso el alma. Tal vez uno de los casos con los
que más llegamos a poner el grito en el cielo fue el año pasado cuando vimos
como 4 mossos condenados por endosar
tremenda paliza a detenido en calabozos va y resultan (todos ellos) indultados,
al tiempo (más o menos por esas fechas) que a un antiguo toxicómano, por la venta de alguna papelina, se le niega
el indulto justo antes de entrar en prisión. Cosas de la vida. Comparaciones
odiosas. Y en éstas, los expertos que estudian el tema de los indultos ilustran
a la audiencia con su conocimiento sobre el caso, y pal caso no sabe uno si
prefiere haberseguido en la ignorancia o haber sido ilustrado, porque esta
ilustración es una más de esas que encienden la llama de la cólera y la
impotencia.
Parece que nuestra ley de
indultos, que se remonta a algo así como a hace 140 año, establece que será el consejo de ministros el
que decidirá sobre si aprobar el indulto o no, en cuyo primer caso será en
última instancia el rey el que con su firma lo llevará a cabo. Lo más llamativo
es que no parece ser necesario ningún tipo de justificación al respecto. Te
indulto y punto. Aquí no se discute nada. No vaya a ser que pensemos, opinemos
y esto pudiera parecerse a una democracia. La ley de hace 140 años parece que
remarca con bastante claridad la excepcionalidad que tendría que tener la
medida. Sin embargo, parece que desde los tiempos de la transición hasta hoy
van algo así como 17000 indultos, lo que sale a una media de más de uno por día
contradiciendo aparentemente el carácter de excepecionalidad que la ley le
otorgaba.
Como las comparaciones son
odiosas, recurrimos a compararnos con los países vecinos, y a priori no parece
que haya grandes cambios en la forma de llevar a cabo los indultos. Sin
embargo, cuantitativamente sí que parece haber una gran diferencia, y es que en
el último año, en España se han practicado(como mínimo) 174 indultos, mientras que en Francia 0 y en
Inglaterra 1( y más simbólico que otra cosa al ser otorgado a título póstumo).
Lo más llamativo y que hace
cantar la gallina es ver qué tipo de individuos se benefician de los indultos y
la lista resulta demoledora: Jesús Gil, Vera y Barrionuevo, Gómez de Liaño, los
mossos que pegan, banqueros, y suponemos que en un futuro cercano Duques de
Palma o Jaumes Matas. Así que, con lo extremadamente complicado que es en esta
sociedad perseguir, imputar y finalmente condenar a uno de estos grandes mafiosos
de guante blanco y para cuando se consigue va y ZAS, el poder ejecutivo lo
tumba de una estocada dando al traste con años de investigación, con el dinero
invertido en la misma, y lo que es peor, con la dignidad del pueblo.
Una vez más, España demuestra su
grandeza.