Parece que al 2011 poco le queda que dar de sí. Año de tonos grises en nuestro país y en el mundo en general. El planeta se tambaleó y las consecuencias de dichos movimientos aún no quedan muy claras hoy.
Por aquí empezamos libres de humos, ¿quién lo iba a decir? Y comenzó la gente a echarse a la calle, y los bares estaban vacíos, y la ropa olía bien al llegar a casa, y el tema de conversación era recurrente. Pero a pesar de todo, no estuvo tan mal, visto en perspectiva. Sin embargo, también pasó que se tambaleó una vez más Japón, pero esta vez al vaivén característico de los edificios, vino a sumársele una ola tan grande, tan grande que arrasaría con todo, incluido una central nuclear, desconociendo aún que consecuencias derivan de esto.
Vibraron los muros de los edificios colindantes a la plaza de Tahrir. Eran cientos de miles los egipcios que día tras día decidieron salir a la calle para gritar: " Ni un segundo más" al régimen de Mubarak. Emulando al pueblo tunecino, tan cercano, que no hacía mucho que había comenzado con sus protestas, al final lo consiguieron. No está mal la cosa.
Se hizo pegadizo el grito y la salida a la calle, y al tiempo que la crisis perfeccionaba sus dentelladas, las protestas se extendían cual reguero de pólvora circundando el mediterráneo. Casi parecía que nuestro país, siempre con otro biorritmo, quedaría ajeno a tantas protestas. Pero la cruda realidad hizo que nuestra sociedad despertara, aunque parcialmente y por unos días, del letargo en el que andábamos sumidos. Fue hermoso, nos sentimos fuertes, nos humanizamos, y todo comenzaba a conectar...pero nadie dijo que fuera fácil. Las cosas cansan y hay que recuperar fuerzas. Como dijo aquél: "No creas que estoy huyendo si me ves retroceder, espera, que estoy cogiendo carrera...". En cualquier caso, acabamos contagiando a los mismísmos Estados Parados, y se ocupó Wall Street, y los marines se hicieron aliados.
En este 2011 hemos aprendido a oír y utilizar una terminología económica aun sin estar muy seguros de si nos gusta: Mercados, deuda, agencias calificadoras, índices bursátiles, FMIs, desconfianza, prima de riesgo, IBEX35, la Bolsa, Wall Street, activos tóxicos, bancos malos(como si hubiésemos conocido alguna vez un banco bueno) y un sin fin de tecnicismos que gustosamente nos revuelven los intestinos todos los días a la hora de comer. De un modo u otro una minoría de la sociedad comienza a retomar la tan olvidada conciencia de clase, aunque aún estemos muy lejos.
Entre tanta locura, de repente, sin que supiésemos muy bien por qué, el aliado occidental Gadafi se volvió malo, y los buenos(nosotros) fuimos a su encuentro hasta que acabamos regocijándonos con su imagen de dictador mordiendo el polvo, y de paso quitarnos la espinita del otro gran demonio al que algún mes atrás le dieron matarile privándonos de esa imagen tan codiciada de cadáver decrépito. Es que somos así de ambiciosos. Entre tanta revuelta en el mundo islámico, algunas se resolvieron, otras siguen derramando sangre y aglutinando buitres.
Llegó el verano y murió una talentosa artista que no supo, o pudo, controlar su frenética locura. Tal vez ambicionaba demasiado pertenecer a ese selecto estúpido club. Lo consiguió. El mismo día, si no recuerdo mal, un loco endemoniado debió confundir la realidad con la ficción y sembró la tristeza en un frío país escandinavo, demasiado pacífico como para poder comprender semejante barbarie.
Otras historias no trascendieron tanto, pero no pasaron inadvertidas para un servidor. Es el caso de cómo un leopardo fue abatido por un grupo de “expertos” en la India, para tratar de evitar que la víctima dejara de ser verdugo. Similar a esto, aunque a gran escala pero sin pasar nada, fue la gran masacre de Ohio. Algún perturbado, de esos que no hay en USA, decidió dar libertad a una serie de criaturas salvajes esclavizadas justo antes de quitarse la vida, ante tal decisión las autoridades pertinentes del condado decidieron acabar con la vida de estas. Para estos dos casos hay entradas en el blog.
El acelerador de partículas puso en tela de juicio a Einstein y su maravillosa teoría. Al fin y al cabo todo es relativo.
Por lo demás, algunos casos de corrupción sobre la mesa. Urdangarines desmantelados justo en vísperas navideñas, volvieron a hacer tambalear el prestigio de la monarquía en nuestra patria. Su majestad, con gafas oscuras, capea el temporal, esquiva la pregunta dejando paso al relevo generacional que haya de comerse los nuevos marrones, por si acaso, todo sigue igual. Mientras tanto, no muy lejos de allí, Camps y sus amigos calientan banquillos mientras ponen cara de pócker cuando oyen conversaciones que hubiesen preferido no escuchar. Un mijica de justicia para este sórdido mundo. Una leve sonrisa entre un millón de lágrimas.
Dijo adiós ETA, y hola Mariano. Ya veremos que pasa con ambos.
Por lo demás, en el terreno deportivo, no fue año par, por tanto la selección nos dejó tranquilos, eso sí, los pioneros en acostumbrarnos a títulos volvieron a conquistar el europeo, aunque sea noticia de segundo plano. Por otro lado, en el universo mediático caótico y desquiciado de los clubes de fútbol y sus fanáticos, tuvimos un carrusel de madrid-barcas que concluyeron, a buen seguro, con más sonrisas en los aficionados culés que los merengones. Por si no fuese poco la crisis también se apoderó del fútbol, aunque nuestros benditos líderes obraran milagros exprés y nos liberasen del tremendo sufrimiento de estar muchas jornadas sin fútbol. También hubo huelga en la NBA, pero eso es otra historia. Más ensaladas sobre tierra batida y alguna muerte desagradable que recordaba que la energía cinética depende de la velocidad y que la potencia sin control no sirve de nada.
Se va el 2011 haciendo temer a los amigos pesimistas de las profecías que tal vez aquellos agoreros no estaban tan equivocados con respecto el 2012.
Afortunadamente, no todos pensamos lo mismo.
Chapeau Pepelu, enorme entrada que me hizo emocionar y sonreir e indignarme y recordar...
ResponderEliminarGracias por todas las sensaciones!
Feliz año nuevo!!!
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