A veces confundimos la realidad y nos sobrevaloramos como individuos. Tomamos nuestra vida y cotizamos con ella en bolsa, pensando que es lo más genial que ha conocido la vida. Bueno, en cierto sentido este paradigma de compleja solución podría dar lugar a engaños si llegamos a entender que la vida nuestra, nuestra es. Partiendo de ahí se entiende su importancia. Por tanto, no discutiremos este hecho. Pero, aún siendo esto así, ¿cómo podemos ignorar la realidad de lo que es la VIDA en sí asumiendo humildemente que esta está muy por encima de nosotros? Y al hablar de esta VIDA en mayúsculas tampoco pretendo, ni mucho menos, hacer referencia a la vida humana. Hablo de la vida en sí, esa que llego mucho antes que nosotros y que desde entonces y hasta ahora y solo contemplando nuestra minúscula parcela de vida conocida, la de Tierra, se empeña en perpetuarse, diversificarse y evolucionar. Qué maravilla!! Esa vida que desconocemos y que por tanto asumimos todos, erróneamente, con preocupante celeridad y seguridad, que la nuestra, la humana, está muy por encima de las otras. No en vano, mira todo lo que hacemos, de cuántas cosas somos capaces!!! (musitamos en un alarde de soberbia enfermiza). Pero la ciencia en su eterna profundización en el conocimiento de los hechos vitales, nos muestra y nos deja boquiabierto ante las aptitudes, capacidades, tácticas y estrategias de tantas de esas otras especies que sistemáticamente colocamos en planos jerárquicos inferiores...siendo así, qué le importa a este hombre del siglo XXI, aún arcaico, que una "rana veneno de flecha" de Costa Rica del tamaño de una uña se encargue de alzar hasta la cima de un árbol, y uno por uno, a todos y cada uno de sus renacuajos, ahora indefensos en el suelo que se seca...uno por uno, cargados a su espalda, hasta encontrar una hoja protectora que albergue unas muy interesantes gotas de agua que servirán de líquido amniótico. No contenta con esto, la rana ha de alimentar (una por una) durante las dos próximas semanas a todas y cada una de estas crías que un día metamorfosearán a ranas y se irán, sin siquiera darle las gracias...un mísero beso a su tan sacrificada madre...
¿Que más da que nuestros padres se preocupasen cuando éramos pequeños de los distintos entresijos que acarrea en sí mismo la vida, con las variantes que trae consigo los cambios temporales y las peculiaridades de cada cuál?...¿qué más da que hoy comiencen a envejecer e ignoremos que a su vez cuando ellos estaban donde nosotros ahora también estaban rodeados por sus padres, del mismo modo que nos tocará a nosotros? ¿Por qué nos empeñamos en menospreciar el tránsito natural de la vida, magnificando al tiempo, nuestro propio tiempo? Qué síntoma de egoísmo, miopía e ignorancia!!!
Maravilla pensar a veces que tal vez esta humanidad comienza, tímidamente, a mutar su naturaleza cognitiva...comienza a tomar una conciencia global en la que este tipo de ideas y obviedades, sin obviar ni un instante la ayuda del conocimiento científico, empiezan a hacer mella en el colectivo. Una idea cosmológica en la que todo proviene de, dura un instante, se descompone para pertenecer a...
La vida humana, envejecer, madurar, emanciparsse. Todos se mide en términostemporales. A veces pienso que el tiempo no es más que otro síntoma de nuestra propia debilidad. Nuestro apego a las referencias y nuestro afán de justificar nuestras acciones sólo porque la manecilla larga ha llegado a un punto y la corta a otro. Algunos dicen que es necesario mantener un orden, una disciplina, una organización ... todo tiene como referencia -otra vez- el modelo productivo. E igual que nos hemos creado referencias temporales las tenemos de otras muchas variedades éticas, emocionales, estéticas, afectivas... culturales todas, ganas de rizar el rizo.
ResponderEliminar