El curso ya arrancó y seguimos en la senda de buscar nuevos caminos que nos alejen de lo tradicional. Como siempre, vamos dando palos de ciego, con más motivación e intuición que estudio. Y de un modo u otro, seguimos sumando a trompicones, con el ensayo y error, con las frustraciones, pero también con los aciertos; y los aciertos nos lo copiamos en nuestro proceder para volver ponerlo en marcha en unos días e ir así, poco a poco, puliendo imperfecciones y mejorando el proceso, como en todo proceso de mejora. En la ciencia de la educación, somos más artistas que técnicos, y nos disfrazamos de solemnidad cuando se presenta la ocasión, para dar un discurso en do menor, mientras hablamos con voz pausada y enérgica sobre la necesidad de tomar conciencia sobre la problemática ambiental. Otras veces, la ocasión, nos viste de payasos, que hace reír con tonterías muy tontas, o de humorista de un Latenightshow, que con comentarios ocurrentes, le busca las cosquillas al humor inteligente.Y así vamos sumando horas, que a veces nos enamoran y otros nos aplastan en el letargo. A veces del aburrimiento nos convertimos en magos y nos sacamos un conejo de la chistera, y así los sacamos de clase, los llevamos al patio, para sencillamente seguir dando allí la clase. Cuánto les sorprende la ruptura de la rutina, y será por eso que sus ojos vuelven a la vida, salen del sopor y del viaje introspectivo en el que andan perdidos.
Nos
cuenta un vídeo que se hacer viral que la neurociencia dice que tienen
que hablar, moverse y escuchar música, así que será por eso que ya todos
los alumnos van conociendo a Ludovico, a Rozalén o al Kanka. Y sí, se
centran en las actividades, se motivan con el juego tonto del
minipunto, de la competición por grupos que no va a ningún lado pero que
los espolea. Y hasta el que nunca hizo nada trabaja y con una
palmadita sincera en la espalda, no puede evitar que una sonrisa de
satisfacción le asome como sin querer ante el reconocimiento...y se
viene arriba.
Poco
a poco, con más ilusión que manuales, vamos acertando en nuestros
desaciertos y se construyen puentes...puentes nuevos que cada día tienen
más prisa por dinamitar los viejos con cartuchos de
innovación...Rompiendo con todo haremos un corto, contaremos historias
anecdóticas para que se acerquen a los genios con otra mirada más
cercana y así, tal vez, comprenderlos mejor, interesarse por ellos.
Repetir lo explicado, detenerse en seco, cuando sus miradas huyen a sus
mundos privados porque no estás atinando. O tal vez tomar aire, y
descansar, para empezar de nuevo, como al invitarlos a ir a la ventana a
que saboreen el aroma de una atmósfera limpia con la lluvia y el olor a
tierra mojada...
Así,
tejiendo redes que se obsesionen menos por la estrictamente
academicista, conseguimos que la rueda, poquito a poco, se vaya
moviendo...