lunes, 30 de julio de 2018

Un dios maldijo la vida del emigrante...


Descubrimos la tierra prometida, y decidimos repartírnosla. Tampoco nos planteamos en ningún momento eso de contar con ellos, se nos antojaban demasiado parecidos a las bestias como para tales menesteres; así que en proceso de franca expansión llenamos barcos con ellos (los más fuertes, claro) y llenamos otro continente, al tiempo que, casi sin querer, íbamos haciéndonos con los recursos del primero. Toda Europa jugó bien sus cartas y decidimos llevarnos muy bien a la hora de repartirnos el pastel, hasta una conferencia nos marcamos a finales del XIX pá inventarnos fronteras y ver qué parte del pastel tocaba a cada cual. Así nos fuimos quedando con sus diamantes, su oro, su coltán, su café, su biodiversidad, sus tierras…E incluso pusimos blancos donde solo había negros, y aunque siguiesen siendo mayoría, nos la apañamos para que se sintieran como una gran minoría marginal.
Fuimos haciéndonos cada vez más rico, manipulamos sus gobiernos y sembramos caos al caos. Aquello se convirtió en un hervidero. Algo en lo que nadie querría vivir por más bello que fuese. El caos, la corrupción y el expolio, traen hambre, guerras, enfermedades y violencia. Pero, ¿quién no quiere vivir en su tierra? Algunos no, por supuesto. Y abandonan sus casas, su tierra, cuando no sus hijos, su familia. Cruzan países, cruzan desiertos, se les esclaviza…Se les engaña y caen en bancarrota. Ven morir a los suyos o directamente mueren ellos. Pero el problema lo tienes tú. El problema es tuyo porque van a quitarte las ayudas.

Los que hemos estudiado cosas de medioambiente, desde el momento que lo hicimos, tal vez el aumento exponencial de la población y el incremento de la desigualdad de la riqueza a nivel mundial son dos de las cosas que más nos impactaron y que, de un modo u otro, más acaban condicionando tu forma de entender el mundo. Resulta que sí, que hace 100 años no éramos ni 2000 millones de habitantes en este planeta; hoy ya hemos superado los 7.000 millones(7600 millones)  y se calcula que dicho crecimiento exponencial seguirá al menos hasta el año 2050 que nos aproximemos a los 10.000 millones de habitantes. Muchos expertos parecen coincidir en que a partir de esos números comenzará a producirse el punto de inflexión, dejaremos de aumentar, y uno prefiere no preguntarse a estas horas por qué. Este crecimiento ligado a la desigualdad en el reparto de la riqueza, al incremento de los problemas medioambientales (destrucción de hábitats, desertización,  contaminación o cambio climático) o a otros tantos factores como la globalización mundial como consecuencia por ejemplo de la revolución tecnológica, hacen que los movimientos migratorios sean inevitables. Además, tampoco son de ayer, y más que previsiblemente no hagan más que aumentar. Por tanto, sí, podemos coincidir en que hay un problema con el asunto de las migraciones. Hay un problema, para empezar porque se están ahogando en el mar. Hay un problema porque el tratamiento que buena parte de la sociedad (y en aumento) hace sobre el tema vislumbra marcados tintes racistas, carencia de empatía y es fácil temer qué cosas feas pueden derivar de esto, más si echamos un ojo no muy atrás en la historia.
Hay quien se aprovecha de este contexto y trata de sacar rédito político. EL odio, que emana de lo desconocido, de la ignorancia, que se alimenta con el miedo, es un mecanismo de defensa, un grito, un ladrido, un rebuzno de quien no sabe qué está pasando realmente. De quien no sabe bucear para entender la complejidad de las cosas y busca explicaciones sencillas, dicotomizar en un sí o un no, en un malo o bueno. Y nada avanzamos. ..
…retrocedemos.

Lo que no es desconocido debe ser la causa de todos nuestros males, y el temor, el miedo y la ignorancia nos hacen creer la propaganda de quien dice que vienen enfermos y nos contagiaremos…el Ébola!!!! Ay, el ébola!!!! Aunque nadie conozca a nadie que se haya contagiado ni de ébola, ni de sarna, ni de tubercolisis o de sida. Da igual. El miedo opera: sálvese quién pueda!!!
Y hacemos pública nuestra ignorancia vía redes sociales. Las ayudas!!! Que nos quitan las ayudas!!! Y no hay otro himno que cantar!!! Aquellos a los que nunca se les oyó quejarse por el dinero perdido por la corrupción, por las SICAVs, por las amnistías fiscales, por las evasiones fiscales, por la crisis generada por los de alto capital,  y no por los negros, y no por los moros… Nunca los oímos quejarse de tanta injusticia, pero parecen perder el sueño porque un inmigrante les quitará las ayuda  y se colará delante de ellos en el médico. Da igual que las cifras oficiales hablen y le comenten que el inmigrante gasta del orden de cuatro veces menos en seguridad social que el de aquí. Da igual, porque la moral del esclavo invita a odiar al igual, pero que está un poquito peor.

Y nadie se plantea que para este problema todos debemos de poner de nuestra parte y que si queremos ver a menos inmigrantes en nuestra frontera más nos vale empezar a cooperar de verdad con los países de origen, apostando por educación, por fomentar el trabajo regional o sencillamente dejar de externalizar costes y así, de algún modo, como por arte de magia, el expolio secular al que los tenemos sometidos les devuelva algo de lo que es suyo; o bien que la comunidad internacional no mire para otro lado ante determinadas prácticas de ciertos gobiernos de origen; o bien comenzar a exigir a las grandes multinacionales ciertas responsabilidades que muy a menudo no toman. Quizás, ahí, empecemos a encontrar algunas raíces que expliquen las causas de la migración y, por ende sus soluciones. Pero esto está claro que es mucho más complejo y algunos preferirían apostar por los nidos de ametralladoras cerca de las fronteras, o por vallas electrificadas como, de hecho, ya se está pudiendo leer.

Para colmo, igual ni nos viene tan mal el hecho de la inmigración, y es que desde hace décadas nuestros países desarrollados van experimentando un fuerte descenso en el número de hijos por mujer que, irremediablemente, acabará conllevando a un fuerte envejecimiento de la población, con los consecuentes problemas derivados de pagar las pensiones a una población de jubilados  empeñados en vivir más creciente. Pocas soluciones más rápidas que aportar a nuevos ciudadanos de afuera. Tú necesitas un lugar, nosotros necesitamos gente!!!! Pero no, no parece tan sencillo. Y es que al fin y al cabo son negros, huelen mal, y en el vídeo que me pasaron el otro día vi cómo se mataban entre ellos…mira lo que viene!!! Y es que en este país, como me decía un amigo el otro día, cuando vemos a una persona procedente del África subsahariana nos falta pararnos en mitad de la calle, señalarlo con el dedo y gritar: MIRA UN NEGRO!!!  Así está el panorama, y no parecen que los datos o estas líneas vayan a hacerlos cambiar de opinión, entre otras cosas porque son demasiadas palabras para que uno de esos que tanto abominan de la inmigración puedan llegar a leer; y es que tantos años de sálvames, HMyV, supervivientes, firstdates, fútbol y demás mierda, no podían caer en saco roto… tenía que tener sus consecuencias. Sálvese quien pueda!!! Vayan buscándome un pisito en Marte!!!!