Hace ya bastantes años que me tomo ciertas cosas con más
calma. La edad es lo que tiene. La bilis se asienta y pierde su tendencia a
esparcirse en todas las direcciones. Pero los motivos que volvían loca a mi
pobre bilis siguen estando ahí. Uno aprende que el debate, el sosiego, la
palabra deben primar de cara a un mejor entendimiento. El odio, de poco vale…
Pero nadie dijo que fuésemos perfectos. Este ser humano, con
tantas copias de sí mismo, nos brinda la oportunidad de encontrar en éstas todo
tipo de pequeñas diferencias. Pequeños gustos, valores, filosofías de vida…y
algunas chocan frontalmente con las que uno decidió escoger…y la bilis se
resiente.
Pasar con el coche, una mañana de sábado cualquiera, frente
a la puerta del Montecalpe(colegio masculino del Opus de Algeciras) y descubrir
a tantas figuras engalanadas hasta arriba, sacando pecho, y el rictus muy
serio, de mostrar que mean colonia, preparados para vete tú a saber qué acto
importante para ellos… y la bilis me pide paso, le digo que se espere. Pienso
en unas palabras y acabo concluyendo que
la sensación que me producen debe de parecerse mucho a la que les
hubiera producido un servidor solo diez minutos atrás si alguno de ellos me
hubiese encontrado esperando a comprar en el kiosko, con mis pies descalzos,
llenos de arena de playa de jugar con(como) un niño, bajo la lluvia.
Filosofías de vida…ellos con la suya